Columnas de humo acre se levantaban por encima de la pequeña, pero próspera ciudad, ubicada en el sur del país, mientras disparos, proyectiles e incluso morteros saludaban el avance de las fuerzas de seguridad.
Las autoridades del país habían prometido no marcharse hasta no terminar el trabajo: librar Lazarat de las bandas de narcotraficantes que convirtieron al pueblo en el mayor productor de marihuana ilegal en Europa. Por el momento ganó el Estado, pero los narcos prometen volver.
Hasta hace diez años, era una típica comunidad agrícola. Hoy amasa una fortuna de miles de millones de euros anuales con plantas cultivadas abiertamente en los campos y los jardines de las casas.
Situada en una llanura verde dominada por altos cerros, se cree que esta ciudad meridional de 5.000 habitantes produce alrededor de 900 toneladas métricas de cannabis al año, por valor de unos 6.100 millones de dólares. Representa cerca de la mitad del PIB de Albania.
El lucrativo negocio dejó su huella. Hoy en día abundan los coches llamativos y casas caras. Como contracara, muchos residentes se quedaron sin empleo después de las purgas políticas que siguieron a los cambios de gobierno en Albania a finales de los 90. Irónicamente, muchos habían trabajado anteriormente para el servicio de aduanas, la vigilancia de los cruces fronterizos cercanos con Grecia.
El cultivo de la marihuana creció constantemente desde entonces, alentado por la fuerte demanda en las vecinas Grecia e Italia. El país se convirtió en un punto clave de tránsito para otras drogas que llegan a Europa desde Asia y América Latina.
Anteriormente las autoridades había
, dado que
. Pero con el nuevo gobierno socialista llegó el cambio.