La Corte Suprema de los Estados Unidos rechazó la apelación de la Argentina contra un fallo que ordenaba pagar la totalidad de la deuda en default a los fondos NML, Aurelius, Blue Angel y otros pequeños inversores que no entraron en el canje y habían obtenido fallos favorables en instancias inferiores.
La resolución es el peor de los resultados esperables para la Argentina, que pretendía que la Corte tomara el caso o al menos pidiera opinión al gobierno de Barack Obama para ganar tiempo hasta el año que viene.
Ahora el expediente regresa a manos de Thomas Griesa, un magistrado que suele fallar en contra de los intereses argentinos. El juez deberá resolver cómo se realiza el pago. Días atrás, por primera vez desde que se desató la batalla jurídica en los tribunales, Griesa habló de la posibilidad de una salida negociada.
El caso por la deuda en default era uno de los frentes externos que le quedaban abiertos a la Argentina para normalizar sus relaciones con el mundo financiero luego del pago a Repsol y el acuerdo con el Club de París. Ayer, durante su discurso en la cumbre del G77, la presidente Cristina Kirchner había pedido un pronunciamiento de sus pares ya que el caso pone en "peligro" a "todo el sistema económico internacional".
Sucede que otros países del mundo utilizaron mecanismos similares al de la Argentina para reestructurar su deuda y ahora el antecedente jurídico podría convertirse en un obstáculo para sus intereses financieros. De hecho, la Argentina había obtenido en los últimos meses pronunciamientos públicos a favor de su postura de distintos gobiernos del mundo, entre ellos el de los Estados Unidos.
Esta mañana, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, había adelantado que el ministro de Economía, Axel Kicillof, difundirá un comunicado con la postura del gobierno nacional sobre la decisión de la justicia norteamericana.