"Voy a recuperar el liderazgo del presidente de la República como comandante en jefe de las fuerzas militares", asegura Óscar Iván Zuluaga haciendo referencia a la fórmula que garantizó la victoria de su mentor, Álvaro Uribe, en 2002.
Hace 50 años, la familia Zuluaga Escobar se instaló en Bogotá en un círculo profundamente católico. Nieto de un comerciante importador de whisky, Óscar Iván comenzó de muy joven a mostrarse como un sujeto dispuesto a hacer favores. "El imán de la política no es el poder, es el servicio" es su lema de cabecera.
Apoyado por los contactos de su familia, que se convertiría en dueña de la empresa de insumos siderúrgicos Acesco, en 1974 trabajó en la campaña presidencial de Álvaro Gómez Hurtado, ya que sentía afinidad con su defensa de la inversión extranjera, de la descentralización y su concepción de seguridad.
Se graduó en Economía por la Universidad Javeriana y realizó una maestría en Finanzas en Exeter, Inglaterra, para luego hacerse cargo de la compañía familiar y ser elegido alcalde de Pensilvania, su pueblo natal, en 1990. Por sus dos años de gestión, fue premiado por el Banco Mundial y llegó a creer que había cumplido su "paraíso" político. Hizo una carretera, consiguió seguro dental para todos los niños del municipio y entonces volvió a sumergirse en la internacionalización de su compañía.
Tuvo tres novias hasta que conoció en un baile a su esposa, Martha Ligia Martínez. "Era el más inteligente de los hombres que había conocido", recordaría años después la barranquillera. A su lado y de modo tradicional, crió a tres hijos, que actualmente trabajan duro para la campaña presidencial del partido Centro Democrático.
En 1997, cuando era la voz más fuerte de Pensilvania y estaba siendo sacudido por las FARC, Óscar Iván Zuluaga conocería al futuro presidente. Necesitaba ayuda luego de que el Frente 47 de la guerrilla destruyó la comisaría de Policía, fusiló en un parque al corregidor del pueblo y cortó la ruta a Pueblo Nuevo.
Ante esa crisis, el empresario acudió al entonces gobernador de Antioquía y la afinidad política fue inmediata. Tiempo después, en 2001, anunciaría su candidatura al Senado para adherir públicamente a su nuevo amigo.
Habitantes de Manizales recuerdan a un hombre que, en su campaña, recorrió casa por casa y paró en cada tienda a tomar un vaso de aguardiente mientras conversaba con la gente. Se aprendió de memoria los nombres de las autoridades y eso fue definitivo para sumar votos.
En el Congreso fue fiel defensor de los proyectos de Uribe. Trabajó en la reforma laboral, en la reforma pensional y encabezó la propaganda de la polémica reelección del presidente. Su labor fue recompensada en 2007, durante el segundo gobierno de su padrino, al ser nombrado ministro de Hacienda para que sea la cara de una fuerte reforma tributaria.
"Es lo contrario al castro-chavismo de Santos", remarcó el miércoles pasado, a 11 días de las elecciones, el hombre que asegura haber sido traicionado por su ex ministro de Defensa. Entonces, al recibir el pie, el discípulo reafirmó la definición de su guía. "Las FARC deben pagar al menos seis años de cárcel. Aquí no se trata de borrón y cuenta nueva", sentenció ante las cámaras de televisión nacional.
Meses atrás, antes del escándalo del alcalde izquierdista Gustavo Petro y con el diálogo de paz apurando los puntos de la agenda, la reelección del presidente Juan Manuel Santos era considerada obvia por los analistas internacionales. Pero el 15 de mayo las dudas tomaron el escenario político por una inesperada encuesta que dio ganador en primera vuelta al representante del Centro Democrático.
Desde que se conoció ese sondeo del Centro Nacional de Consultoría, las consultoras dejaron de apuntar al resto de los candidatos para señalar sólo dos nombres en una pareja pelea por el gobierno de 2014-2018. "Empate técnico" y "derrota en segunda vuelta" eran los titulares que lanzaban los medios locales para una población que viene amenazando con el voto en blanco.
Sin embargo, el escándalo surgido por la difusión de un video que lo mostraba junto a un hacker investigado por espiar a los equipos negociadores en La Habana volvió a dar vuelta el tablero a una semana de los comicios.
La historia de Colombia resume que todas sus elecciones se definieron en los últimos días. Debido a esto, ni el opositor Óscar Iván Zuluaga ni el gobernante Juan Manuel Santos saben con seguridad lo que ocurrirá cuando se abran las urnas este 25 de mayo.