Desde hace décadas muchos gobiernos y partidos políticos de la región son catalogados de populistas. Sin embargo, ninguno de ellos se definió a sí mismo de esta manera.
¿Cuál es el significado de esta palabra tan utilizada, pero de la que nadie se hace cargo?
Loris Zanatta, profesor de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia, Italia, dedicó gran parte de su vida a estudiarla. De visita en Argentina para la presentación de su nuevo libro, El populismo (Katz Editores), explicó a Infobae los principales aspectos de este fenómeno.
A continuación, las diez claves para entenderlo:
1. Una cosmovisión
"Populismo es un concepto para entender distintos fenómenos con rasgos comunes entre sí. En su núcleo más íntimo, es una cosmovisión de origen religioso, que puede ser la base de un sistema político, de un partido o de una ideología. Uno puede hablar de gobiernos y de regímenes populistas, lo que significa que esta cosmovisión termina siendo hegemónica sobre otras. Especialmente sobre su principal adversaria, que sería la iluminista, racionalista o liberal".
2. El rechazo al individuo
"Mientras la tradición iluminista pone en el centro de la sociedad al individuo con sus derechos, la populista ubica a la colectividad. Muchas veces, los países periféricos a aquellos en los que nació la tradición iluminista se han volcado a la populista, que tiene sus orígenes en la visión orgánica antigua, de tipo religioso. La asumen para protegerse de las disgregaciones que creen que puede provocar la visión individualista del mundo".
3. El sentido de pertenencia, su mayor atractivo
"La visión racionalista tiene una premisa pluralista, según la cual la sociedad es un contrato racional entre individuos que pactan a través de instituciones. Esta cosmovisión es débil en crear un ethos común y una idea de comunidad. El populismo, en cambio, es muy eficaz para fomentar un sentido de pertenencia y una identidad común. Pero al tener una premisa no pluralista, tiende a dividir al mundo entre el bien y el mal. Hay un pueblo que tiene el monopolio de la identidad, y un pueblo que queda excluido, lo que tiende a destruir las instituciones".
4. La necesidad de construir un enemigo
"El enemigo es absolutamente central para el populismo. El orden político y social es visto como un orden natural, donde cada uno cumple una función y participa de una construcción común. En esta visión, el disenso es considerado algo patológico, que atenta contra la integridad del pueblo y es un enemigo que hay que destruir. Por otro lado, el enemigo es fundamental para fortalecer el sentido de pertenencia, ya que las identidades se suelen construir por diferencias con otros".
5. La relación entre populismo y totalitarismo
"El totalitarismo supone una identificación total entre la unidad política, social e ideológica. No hay espacio para poderes ni ideas autónomas. Es como una religión oficial, obligatoria para todos. Esto, que es el rasgo común de todos los totalitarismos, no acontece en todos los populismos. Sólo se da cuando hay profundas crisis de disgregación. Comunidades que se percibían homogéneas y que sintieron el peligro de ser desintegradas por fenómenos de transformación, como el pluralismo político, una debacle económica, el libre mercado o la inmigración. El populismo reacciona prometiendo la unanimidad perdida".
"Cuando no hay frenos institucionales fuertes, se afirma y establece con todo su pulsión totalitaria. Esto pasó en la época de entreguerras, cuando las instituciones liberales estaban debilitadas. El populismo tiene una pulsión totalitaria, y el totalitarismo tiene una raíz populista muy profunda".
6. Las diferencias con el fascismo y el comunismo
"Los fascismos y los comunismos se autodenominaron de esa manera. En cambio, el populismo no existe en la realidad, es un concepto que nosotros elaboramos para entender los rasgos comunes de fenómenos históricos diferentes entre sí. Pero aunque sean distintos e incluso enemigos, el fascismo y el comunismo comparten una visión de unanimidad en torno a una comunidad imaginada. El rasgo común es el populista, que explica que estos fenómenos hayan sido los peores enemigos de la visión liberal y racionalista del mundo".
7. ¿Es compatible con la democracia republicana?
"La pulsión totalitaria del populismo sigue existiendo, pero tiene efectos mucho menores porque se amoldó a la democracia constitucional. Hay momentos en los que amenaza con vaciar el sentido pluralista de las instituciones, pero hay otros en los que la institucionalidad ha demostrado poder constitucionalizar al populismo, normalizarlo".
8. ¿Por qué tiene más éxito en algunos países que en otros?
"No es que existan esencias nacionales que sean más o menos favorables, todo depende de la historia. Pero los países europeos de origen latino, al igual que los latinoamericanos, tienen rasgos que facilitan la popularidad de una reacción populista a la difusión de la cosmovisión iluminista. En América Latina hay una tradición de tipo espiritual, de unanimidad religiosa asociada a la unidad política, que proviene de la cristiandad colonial. Es problemático pasar de un unanimismo tan arraigado al pluralismo moderno".
"Un segundo elemento más estructural es el tipo segmentado de las sociedades latinoamericanas en sentido étnico y cultural, porque el poblamiento se dio de manera traumática, por la conquista. Las diferencias entre las capas sociales son mucho más difíciles de superar, por lo tanto, la universalización de los valores iluministas se ha vuelto extraordinariamente difícil. Esto explica que la antigua visión holística arraigada en el organicismo antiguo fuera una respuesta a los efectos de disgregación imputados al iluminismo".
"La pulsión de imponer al propio pueblo como todo el pueblo, y por tanto a imposibilitar el debate público entre opiniones diferentes. Destruir las instituciones y crear una lógica de amigo-enemigo que impide encontrar una arena política neutral donde hallar diferencias legítimas. Pero el peligro más grande es que la visión maniquea del mundo siembra el odio en la sociedad. Incluso genera reacciones populistas en sus adversarios, al ser radicalmente antipopulistas. Esta lógica es una escalada que no se sabe dónde termina, y que impide a una sociedad crecer".
"El caso de Venezuela es especialmente diáfano, porque era previsible. Es un país que ha tenido recursos inmensos y oportunidades extraordinarias durante los últimos 15 años, pero la imposibilidad de una convivencia razonable impidió aprovecharlos. Los venezolanos del futuro deberían enojarse con los de hoy".