Los turistas enamorados suelen ir a colgar un candado, símbolo de su amor, en las rejas del puente parisino, antes de tirar la llave al agua. La práctica ya se había exportado internacionalmente, sobre todo por Italia y China, antes de llegar a Francia en 2008.
Hasta 2010, el número de candados estaba limitado, pero desde hace cuatro años, la cantidad acumulada terminó por arruinar una de las vistas más lindas de París.
El Puente de las Artes es hoy una de las atracciones turísticas más polémicas de la "Ciudad Luz".
El ayuntamiento parisino ya había mostrado su preocupación por un fenómeno que se extiende cada vez más en lugares turísiticos -hasta se registraron 40 candados en la torre Eiffel- y había propuesto "una alternativa" que fuera "a la vez artística, solidaria y ecológica" para solucionar un problema de "seguridad y estética".
En marzo, dos norteamericanas enamoradas de la capital francesa lanzaron una petición para pedir la retirada de los candados. Según ellas, esta costumbre pone en peligro la seguridad de la gente y daña su calidad de vida. Juntaron, por ahora, 4.000 firmas.