Preocupación en Malvinas por el envejecimiento de la población: quieren más inmigrantes e inversiones

En su mensaje anual, el gobernador británico de las Islas, Colin Roberts, reconoció que el bajo porcentaje de adolescentes y adultos jóvenes plantea problemas para el futuro de las Islas. Admitió además su preocupación por la posible contaminación del medioambiente y detalló la estrategia para enfrentar los reclamos argentinos

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 Government House, Falkland Islands  162
Government House, Falkland Islands 162

El desafío de una población estática y envejecida, los problemas de una infraestructura tensionada por el crecimiento económico y la estrategia para hacer frente a los reclamos argentinos fueron tres de los ejes principales que el nuevo gobernador británico de Malvinas tomó para su primer mensaje anual a la Asamblea Legislativa de las Islas.

En su discurso, Colin Roberts reconoció que la caída en el número de habitantes que mostró el último censo plantea "difíciles desafíos" para el archipiélago. "Nuestra población es esencialmente estática y está en proceso de envejecimiento. Esto resultará en problemas de empleo y servicios para el futuro", vaticinó.

El recuento, realizado en 2012, arrojó que en las Islas viven 2.932 personas, sin contar a los contratistas y militares que trabajan en la base que las Fuerzas Armadas británicas tienen allí. La cifra significó un descenso de 4% respecto al mismo estudio realizado seis años antes.

Ante ese panorama, la Asamblea Legislativa que gobierna las Islas encargó en 2013 un estudio para reformar la estricta política inmigratoria actual. La intención es tanto rejuvenecer a la envejecida población como aumentar la mano de obra disponible para los proyectos petroleros. Roberts reconoció que el tema ha provocado "considerable discusión y debate" entre la población, pero remarcó la necesidad de "formular un justo, transparente y sencillo sistema" que permita "equilibrar la necesidad de una fuerza laboral más amplia para facilitar el crecimiento económico con la aspiración de preservar el modo de vida de las Islas". En la actualidad, toda persona que quiera instalarse en Malvinas debe demostrar que tiene una vivienda garantizada en las Islas. Sin embargo, en el último año apenas se construyeron 32 casas en el Cerro Zapador (Saper Hill para los británicos). Apenas cuatro de ellas fueron ocupadas, según las cifras que difundió el propio gobernador británico.

"Nuestra población es estática y está envejeciendo", reconoció Roberts

La estrategia para enfrentar los reclamos argentinos

El enviado inglés, que desembarcó en las Islas a comienzos del mes pasado, detalló además la estrategia delineada para hacer frente a los reclamos argentinos: "Debido a que el interés internacional por las Islas no disminuye, hemos recibido a dirigentes políticos clave, formadores de opinión y periodistas – especialmente de América Latina –; hemos continuado con nuestra estrategia diplomática – que gradualmente debe incluir a los integrantes de la comunidad aquí y en el exterior – y hemos desarrollado el uso de las redes sociales para amplificar nuestro mensaje y llegar a naciones y culturas que están lejos de nuestras Islas".

"Los desafíos que enfrentamos también incluyen lidiar con los reiterados intentos del gobierno argentino para sofocar nuestra economía y bloquear nuestro desarrollo económico. Sin embargo, confiamos en que esos intentos seguirán fallando. Tenemos el completo respaldo del gobierno británico y las leyes internacionales. Tales intentos son inconvenientes y frustrantes, pero nuestra atención debe permanecer en nuestras metas. No debemos desviarnos con sus infundados intentos. Seguiremos concentrados en nuestra propia agenda de desarrollo", anticipó a los representantes de la Asamblea Legislativa, que fueron votados por los isleños en noviembre del año pasado.

 Government House, Falkland Islands  162
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Petróleo, medioambiente y el pedido por más vuelos

Roberts celebró que "la industria hidrocarburífera sigue viento en popa pese a los esfuerzos argentinos para interrumpir la actividad y sus amenazas de tomar acciones legales contra quienes participen en la explotación". Según la ley 26.659, toda empresa que explote los yacimientos de Malvinas no puede operar en el país. La normativa, sancionada por el Congreso el año pasado, cobró especial relevancia en el último tiempo por el interés que mostraron las mayores compañías del mercado por el potencial del yacimiento Vaca Muerta.

El gobernador británico – cuyo cargo es desconocido por la Argentina, debido a que la Constitución Nacional contempla que el territorio está a cargo del gobierno de Tierra del Fuego – incluso anticipó que ya están "significativamente avanzados" los planes para un nuevo programa de perforaciones exploratorias que comenzará "en la primera mitad de 2015". Reconoció, sin embargo, cierta preocupación por "el impacto que los hidrocarburos pueden tener en las Islas". Por eso, pidió que el nuevo marco legal sea "cuidadosamente planificado", según la versión taquigráfica del discurso que dio el miércoles.

Pese a los reclamos argentinos, en 2015 comenzará un nuevo programa de perforaciones en busca de petróleo

El mes pasado, la embajadora Alicia Castro señaló a Infobae que "un derrame de petróleo en las Islas Malvinas podría provocar una catástrofe ecológica porque no tienen ninguna vinculación ni ninguna logística adecuada si no tienen una relación con el continente".

Aunque la industria petrolera es la principal esperanza de los isleños para lograr un rápido desarrollo económico, Roberts pidió también no descuidar la pesca, la agricultura y el turismo. Con ese fin, llamó a aprovechar el "histórico superávit" para mejorar las comunicaciones, la infraestructura y los caminos. Incluso expresó su ilusión de lograr un incremento en el número de vuelos que llegan a las Islas, ya que ahora sólo dos aviones comerciales aterrizan cada semana: uno proveniente del Reino Unido y el otro de Chile, con una escala en Río Gallegos cada dos semanas.

Hace dos años, el gobierno nacional propuso realizar tres vuelos semanales al archipiélago con la condición de que no saliesen más del país vecino y lo hiciesen desde el aeroparque metropolitano Jorge Newbery. En aquel entonces, el pedido fue rechazado tanto por los isleños como por el Reino Unido.

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