Zanatta es historiador y ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar el peronismo, sobre el que publicó varios libros, como La Internacional Peronista, Perón y el mito de la nación católica o Breve historia del peronismo clásico, entre otros. En su última obra, El Populismo, aborda la idea de que "el populismo, tanto el de hoy como el de los antiguos, es la cara moderna de un imaginario antiguo". En la entrevista con InfobaeTV, lo explicó así: "El populismo es una nostalgia de unanimidad, que remonta a una tradición preiluminsta donde el individuo está sometido a la comunidad. Por un lado, promete restablecer una comunidad homogénea. Es una idea mítica, pero que tiene la fuerza extraordinaria de un discurso inclusivo. Por el otro, esa visión populista, si no encuentra obstáculos institucionales, es autoritaria, porque subordina el individuo a la totalidad, entonces lo vuelve sacrificable en nombre del todo, que puede ser la etnia, la nación o la clase".
No obstante, aclaró que ese no es el único "peligro" del populismo. "Hay otros, porque los populismos de hoy tienden a absorberlo todo dentro de la democracia y a vaciar el sentido de la democracia constitucional. Esta pulsión sigue existiendo. Su idea es que el pueblo populista es el único pueblo verdadero. No admite el conflicto, porque piensan que el cuerpo del pueblo debe ser unido", analizó. "Todo se vuelve una lucha entre el verdadero pueblo y los enemigos, que como son una patología, deben ser eliminados. Entonces la lucha política pasa a ser de amigo contra enemigo, y se destruyen las instituciones", agregó.
En ese sentido, sobre el kirchnerismo, puntualmente, aclaró: "Piensan que su partido representa más al pueblo que los otros partidos".
Zanatta ha realizado una famosa biografía de Eva Perón, elogiada por unos y cuestionada por otros. Consultado sobre por qué se interesó en el personaje, respondió: "Hay un peronismo de Eva que termina entrando en contradicción con el peronismo de Perón, lo que se vuelve a ver más adelante, porque todavía hay dos peronismos. Como todo movimiento populista, tenía la ambición de ser todo, derecha e izquierda, patrón y obrero. Pero Perón tenía una visión más tradicional, un franquismo de izquierda, quería un régimen corporativo en el que él uniera a los cuerpos. Era un político que trataba de equilibrar todo el tiempo su organismo. En cambio, el peronismo de Eva es extremadamente maniqueo y radical, que aplica a la vida política una visión religiosa, en blanco o negro, donde están los amigos y los enemigos. Ella es más populista. La frase 'Si Evita viviera sería montonera' no está tan equivocada".
El historiador también abordó el tema de su última obra, que aún no ha sido publicada y que está vinculada a esa visión del "evitismo". "Es una síntesis de mi trabajo y será mi último libro sobre Argentina. La idea es vincular el mito de la nación católica, la idea de que el catolicismo ocupa el centro de la identidad nacional, con la guerra de religión que tuvo argentina en los años 60 y 70", introdujo.
"En un país como este, que ha tenido tanta inmigración, la obsesión es cómo encontrar algo que nos una a todos. Ese antiguo imaginario busca un cemento, y el más fuerte y radical de todos es el catolicismo. Pero el catolicismo, al querer ser el todo, ha incorporado las diferencias de una sociedad plural. Cada uno tuvo su propia Iglesia, sus propios obispos, su propio evangelio. Montoneros, sindicalistas y Fuerzas Armadas, todos luchaban y mataban en nombre de Dios", repasó. "En esa Argentina todos se mataban entre en nombre del ser nacional, y el lenguaje que usaban era el mismo. Se peleaban entre ellos porque eran parecidos y compartían la idea de que había un solo lugar donde vivía el ser nacional", insistió.
Y concluyó: "En la Iglesia hubo obispos que fueron los primeros en entender que la fe no puede ser la base del orden político".
Cuando el entrevistador, el periodista Daniel Muchnik, le contó el caso del filósofo Ricardo Forster, nombrado secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional del Ministerio de Cultura, Zanatta fue muy crítico. "Son los mismos planes de Montoneros, que por ejemplo en su programa hablaba de crear instituciones públicas que formaran al pueblo. Es una idea ética del Estado para formar a los ciudadanos de acuerdo con un pensamiento que es llamado nacional, o sea que quien no piensa de esa manera no es nacional. Es la lógica 'amigo o enemigo'. Pero no se dan cuenta que es igual a los ministerios de Cultura de Mussolini o de la URSS. Es un poco anacrónico", cuestionó.