La autopartista Gestamp volvió este martes a la actividad. Sin embargo, el conflicto aún continúa abierto. El ministro de Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires, Cristian Brensteinten, informó que el primer turno de trabajadores comenzó sus tareas tal como estaba previsto.
"La empresa normalizó su producción. Hoy la industria automotriz está normalizada. Los trabajadores que están en conflicto deberán resolver sus diferencias en el ámbito que corresponde; nosotros no los obligamos a acordar, nosotros los obligamos a negociar", declaró en diálogo con Luis Novaresio en radio La Red.
En las puertas de la fábrica el clima es otro. Pese a que las partes habían acatado la conciliación obligatoria, un grupo de trabajadores despedidos no pudo ingresar para cumplir con sus tareas. Cuando los empleados intentaron entrar a la planta, personal de seguridad les impidió el paso por segunda vez. El lunes el argumento fue que la compañía estaba cerrada por "limpieza y desinfección"; hoy les pidieron que se realicen una revisación médica.
"Vinieron un representante del ministerio de Trabajo de la Provincia y un representante de la patronal e hicieron una lista de los obreros que intentaban entrar. Los notificaron de que no les pueden dejar entrar porque tienen que hacerse una revisación médica para ver si no tienen alguna enfermedad agregada en estos días de conflicto y después volver. Están desacatando la conciliación obligatoria en la cara del ministerio" explicó la dirigente del MST Vilma Ripoll, quien se encontraba en el lugar.
La militante social anticipó que los operarios tomaron la decisión de instalar una carpa en el ingreso de la fábrica para seguir con reclamo de que se reincopore a los 69 despedidos.
Acompañados por agrupaciones de izquierda, los delegados, los empleados y los despedidos que fueron reincorporados por la conciliación se presentaron esta mañana en las puertas de la planta de Escobar para forzar a que se les permita a todos entrar a sus puestos de trabajo.
Pero el propio titular de su gremio, el mecánico Ricardo Pignanelli, ya había anticipado que eso no sucedería. "Mañana [por hoy] tampoco van a entrar a trabajar", indicó el titular del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), quien se encuentra enfrentado con las agrupaciones de izquierda que conducen la protesta.
"Nada tienen que hacer en la puerta de la fábrica no dejando entrar a mis compañeros a laburar, que vayan y legislen en el congreso, para eso tienen el espacio. Aconsejan a los compañeros mal y terminan las cosas como ahora", apuntó, en diálogo con radio La Once Diez (AM 1110).
En el conflicto por el despido de 69 trabajadores intervino hasta la presidente Cristina Kirchner, quien el sábado cuestionó al gobernador Daniel Scioli por no intervenir más rápido en la discusión, que ya casi lleva dos meses. Las complicaciones se agudizaron hace diez días, cuando un puñado de operarios decidió atrincherarse en un puente-grúa de la fábrica hasta tanto se decidiese la reincorporación de todos los cesanteados. La protesta frenó la producción de la planta y eso a su vez provocó escasez de insumos a diez fábricas del país, afectando a la ya alicaída industria automotriz.
En su conferencia de este lunes, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, reclamó una "solución inmediata" del conflicto e instó a llevar adelante "la gestión necesaria que garantice el funcionamiento de la empresa". El funcionario consideró "inadmisible e ilegal" la ocupación de la planta, medida que consideró "de carácter político", y señaló: "No podemos aceptar ni la ocupación ilegal de una planta ni el impedimento para que otros empleados trabajen".