La firma del acuerdo por el pago de la deuda externa de u$s9.700 millones contraída con el Club de París genera optimismo. En el sector privado, pero también en el Gobierno. Tal es así que el ministro de Economía, Axel Kicillof, prometió ayer revisar una de las trabas que produce malestar en los empresarios de firmas extranjeras, a saber, el giro de dividendos fuera del país. Esto, claro, si aumentan las inversiones directas provenientes desde las naciones acreedoras.
En una ronda con periodistas en su casa de Agronomía, el funcionario fue consultado si los acreedores le plantearon al Gobierno que las trabas al giro de utilidades estaban causando una demora en la llegada de capitales del exterior. "Si entrara más inversión podríamos aliviarlas. Además, no existen tantas restricciones y vienen dólares del exterior", contestó.
El cierre a la compra de dólares para transferencia de utilidades o dividendos fuera del país es uno de los cepos que aplicó el gobierno nacional desde 2011, tras la reelección de Cristina Kirchner. En ese año, previo a las elecciones se habían perdido u$s3.500 millones de reservas. La fuga se había acelerado y el Ejecutivo quiso cerrar el grifo.
El giro de las ganancias al exterior es una de las vías por la cuales el billete verde sale del circuito financiero argentino (y del país). Está asociado a los movimientos habituales de capital que hacen las compañías extranjeras radicadas en el país a sus casas matrices de origen.
En la reunión, Kicillof señaló que con el acuerdo con las potencias del Club se "debería esperar que haya más inversión, más holgura en el mercado de divisas y mayores reservas en el Banco Central".
Ayer en conferencia de prensa, el titular del Palacio de Hacienda advirtió que si aumentan los flujos de dólares o euros provenientes de empresas de los países que integran el organismo internacional multilateral, Argentina pagará más en proporción. Sin embargo, no hubo precisiones a partir de qué nivel de incremento esa cláusula empezará a correr.
Tras la firma del convenio, Kicillof informó que ahora viene "una etapa muy intensa de negociación bilateral con cada país acreedor" del Club de París. Pero desechó que haya mayores complicaciones con esas rondas de diálogo, ya que el organismo internacional "sirve como garante "para que nadie se salga" de lo ya acordado.
"Estos acuerdos se cerrarían antes que llegue el primer pago", anticipó.
En otro momento del encuentro con la prensa, Kicillof afirmó que "no descarta otro intento de forzar una devaluación" como la ocurrida este año, y atribuyó esa presión a distintos operadores del mercado.
"Primero sale una nota diciendo que se viene una devaluación y luego empieza a subir el dólar paralelo. Si todo el mundo dice que hay una devaluación entonces todos esperan una devaluación y fuerzan una devaluación, es la profecía autocumplida", especificó el ministro.
Y concluyó: "En enero pasó eso, hubo una corrida al dólar fogoneada por intereses de determinados grupos. Hablé con los agentes de bolsa más grandes. No hay problemas entre ellos".