La crisis del sector automotriz golpea a la mayoría de las marcas que comercializan vehículos en la Argentina y arrastra a los integrantes de toda la cadena de producción; entre ellos se encuentra la autopartista Gestamp, cuya planta se encuentra tomada por empleados que recientemente fueron cesanteados.
La ocupación de la fábrica que provee a Ford y Volkswagen comenzó ayer por la mañana y podría mantenerse durante varias jornadas más debido a que -cuentan los trabajadores- no hay ninguna respuesta positiva al reclamo de que la empresa reincorpore a las 69 personas que dejó sin trabajo.
En el interior de la planta hay 10 integrantes del grupo de operarios despedidos, quienes decidieron instalarse en un puente-grúa que está ubicado a 15 metros de altura. Desde allí reclaman que alguien escuche su pedido y a la vez se mantienen a una distancia prudencial de los efectivos de seguridad que están adentro de la fábrica.
"El lugar está totalmente militarizado: hay integrantes de la Policía Federal, efectivos de Gendarmería y también gente de la montada, que intimidan permanentemente a los trabajadores", denunció Manuela Castañeira, militante del Nuevo MAS, que apoya la protesta y se comunica permanentemente con las personas que fueron cesanteadas.
"Lo que sucede adentro es increíble: hay un patota de SMATA e incluso un grupo de gente que trabaja en las tomas de rehenes, que ejerce una presión tremenda porque trata a los despedidos como si fueran delincuentes. La intención es quebrarlos psicológicamente", denunció la integrante de la agrupación Las Rojas en diálogo con Infobae. "Además les advierten que por esta protesta van a ser condenados a cuatro años de cárcel", apuntó.
Pasar los días instalado en un delgado puente-grúa -a varios metros de altura- es difícil. Y se vuelve mucho más peligroso cuando la condición física de los manifestantes comienza a deteriorarse. Sobre esa cuestión se explayó Franco Conti, uno de los 69 empleados despedidos: "En este momento estoy preocupado porque los muchachos están parados en una plataforma y no tienen bebida ni alimentos, así que se pueden desvanecer. Eso es responsabilidad de la empresa, que apenas les da acceso al agua". Luego de una negociación, los ocupantes recibieron comida.
La resolución del conflicto parece lejana: la planta está parada y la empresa de momento no parece dispuesta a reincorporar a los despedidos. Su objetivo es ponerle fin a la toma para destrabar el freno de la producción y liberar los piquetes que bloquean los accesos al predio situado en Escobar.
"Nos ofrecieron plata para arreglar una salida, pero nosotros no queremos dinero. Lo que pedimos es mantener nuestra fuente de trabajo. Y para ello vamos a dar lucha hasta el final", advirtió Conti en diálogo con este portal.
Desde la empresa emitieron un comunicado que tuvo un párrafo dedicada a explicar las cesantías: "La difícil pero necesaria decisión de despedir a los empleados constituye una medida disciplinaria frente al muy grave accionar de un grupo minoritario de trabajadores que, violentando elementales derechos y principios de convivencia laboral, forzó un paro de la producción y bloqueó los accesos a la planta, medidas que nunca tuvieron validación ni consenso del sindicato".
Las partes se muestran inflexibles y la tensión se alimenta con la amenaza latente de que se lleve a cabo un desalojo por la fuerza que podría desencadenar serios incidentes.