El juez federal de Santiago del Estero Guillermo Molinari desechó el pedido del fiscal Pedro Simón de acusar al director del sitio Última Hora, Juan Pablo Suárez, por sedición y por la Ley Antiterrorista. En cambio, lo procesó a él y a Nelson Villagrán –el policía que protestaba en diciembre cuando ambos fueron arrestados– por incitación a la violencia.
De esta manera, tanto Suárez como Villgrán permanecerán en libertad, ya que corrían el riesgo de ser detenidos nuevamente si prosperaba la acusación formulada por el Ministerio Público.
"Esto es para la tribuna, es una especie de trampa", evaluó el periodista en diálogo con este medio. Es que, a su parecer, este cambio de figura apunta a que salga del ojo de atención el caso, pero está lejos de terminar con el proceso. "Me van a querer tener con la causa abierta para tenerme silenciado, van a ir hasta las últimas consecuencias".
Bajo los cargos que supone la violación del artículo 212 del Código Penal, Suárez y Villagrán podrían enfrentar hasta seis años de prisión, una pena que ninguno está dispuesto a cumplir al entender que no han cometido delito alguno. En las próximas horas, la defensa del periodista apelará la decisión del juez.
El 9 de diciembre de 2013, en medio de las protestas policiales en todo el país, Villagrán era el único policía que se manifestaba en la capital de Santiago. Suárez había concurrido a cubrir esa manifestación, momento en que se hicieron presentes efectivos de la policía santiagueña y golpearon a su colega. El periodista filmó la situación y difundió a través de internet la forma en que los policías redujeron a Villagrán. Horas más tarde, la redacción del diario digital fue allanada y ambos quedaron detenidos.
En la indagatoria que prestó el viernes, Suárez fue notificado de las pruebas que había en su contra. Según denunció, el fiscal presentó diálogos entre él y Villagrán que eran falsos.
El periodista, quien asegura que es objeto de una persecución por parte del gobierno provincial, estuvo ayer a punto de abandonar Santiago del Estero por el acoso al que es sometido junto con su familia. Sin embargo, decidió quedarse luego de que colegas de otros puntos del país le sugirieran que sentaría un precedente indeseado sobre las consecuencias que puede tener la presión política.