Los egipcios empezaron este lunes a votar en la elección presidencial, en la que todos los sondeos dan como absoluto ganador al ex jefe del ejército, Abdel Fatah Al Sisi, que derrocó y encarceló al anterior presidente, el islamista Mohamed Mursi.
El mariscal retirado, de 59 años, está ya al frente del gobierno interino que formó hace 11 meses cuando lanzó contra los partidarios de Mursi la represión más violenta de la historia reciente de Egipto.
Esto le costó numerosas críticas a nivel internacional pero también le hizo ganar una enorme popularidad entre los egipcios que, se estima, acudirán a votarlo en masa.
Delante de los colegios electorales de El Cairo, abiertos desde las 9 hasta las 21, hora local, durante dos días, se formaron largas colas. Desde hace meses los muros de la capital están empapelados con retratos de Al Sisi.
Para la mayoría de los egipcios, es el hombre que les devolverá la estabilidad después de tres años de "caos" y de crisis económica tras la revolución en 2011 contra Hosni Mubarak.
Mahmud el Minyawi, un votante de 66 años, dice que vota por este "patriota", porque en esta época "hace falta disciplina".
Samia Chami, funcionaria, manifestó a AFP que votaría por el ex militar porque los ayudó a "deshacerse de Mursi". "Lo que voy a meter en la urna no es una papeleta sino un 'gracias'", expresó con vehemencia otro votante.
Desde el colegio electoral en el que votó, Al Sisi prometió que "mañana será fantástico. Todo el mundo nos observa mientras escribimos nuestra historia y nuestro futuro", añadió el candidato favorito, hablándole a una masa enfervorecida.
Sus detractores consideran que, con su elección, el ejército vuelve a tomar el poder tras haber dejado a Mursi y a los Hermanos Musulmanes tan solo un año en el poder. Los defensores de los derechos humanos ya consideran al gobierno interino más autoritario que el de Mubarak.
El ejército de Al Sisi invocó a los tres millones de personas que salieron a la calle pidiendo la caída de Mursi, para justificar unos días después la destitución del único presidente elegido democráticamente en Egipto.
Desde el 3 de julio, la policía y el ejército mataron a más de 1.400 manifestantes pro-Morsi, encarcelaron a más de 15.000 personas, algunas de las cuales fueron condenadas a penas de muerte en juicios sumarísimos.
Las capitales occidentales y la ONU han criticado duramente esta represión mientras que una gran mayoría de los 86 millones de egipcios la han alabado, alentados por los medios de comunicación portadores de un mensaje tan positivo sobre Al Sisi que prácticamente no ha tenido ni que hacer campaña electoral.
La democracia, en 25 años
El único rival, el izquierdista Hamdeen Sabbahi, ha hecho una campaña muy intensa pero no le hace sombra en absoluto ni se prevé que consiga un número de votos significativo, según varios expertos y diplomáticos.
En sus apariciones televisivas Al Sisi declaró que Egipto "no estará listo para una democracia real antes de 20 o 25 años", una afirmación que cae como un jarro de agua fría para aquellos que anhelaban la apertura del país. Lo que promete por el momento es traer la estabilidad y para ello quiere erradicar a los "terroristas", es la palabra que utilizan el gobierno y los medios de comunicación para referirse a los Hermanos Musulmanes.
Entre el lunes y el martes estaban convocados a las urnas 53 millones de votantes. Sus resultados se anunciaran, previsiblemente, el 5 de junio y más tarde se tendrán que convocar elecciones legislativas.