El escenario elegido no fue casual: la histórica casona de San Nicolás en la que en 1952 se firmó el acuerdo que al año siguiente desembocaría en la redacción de la Constitución Nacional, la primera que rigió en casi todo el territorio del país. Hasta allí, al norte de la provincia de Buenos Aires, viajaron los cinco presidenciales del Frente Amplio UNEN para firmar un documento de cinco puntos que se comprometieron a respetar si el espacio se impone en las elecciones de octubre del año que viene.
"Los delitos cometidos por los saqueadores de la Argentina deben ser declarados imprescriptibles y fijarse como prioridad la recuperación del dinero de la corrupción para destinarlo a las deudas sociales", señala uno de los puntos del documento, que se compromete a "garantizar la independencia de los poderes y el funcionamiento de la Justicia, reafirmar el federalismo y establecer un modelo de desarrollo sustentable".
El documento lleva el mismo nombre que el que se redactó hace 162 años: Acuerdo de San Nicolás. Eso tiene que ver con la impronta que le buscaron dar sus firmantes, que lo definieron como "la garantía para refundar la Argentina".
Tras posar para la foto en el patio de la residencia, los presidenciables brindaron breves discursos. Hermes Binner pidió "involucrarse en un país moral", Elisa Carrió insistió con "la segunda república", Julio Cobos llamó a "consolidar las instituciones", Ernesto Sanz habló de "vencer a la cultura del vale todo" y Fernando "Pino" Solanas dijo que es necesario "establecer acuerdos sobre grandes políticas de Estado".
Sin embargo, no todo es color de rosas en FAUnen. La muestra de unidad que intentaron dar sus dirigentes se vio desteñida por nuevas declaraciones cruzadas entre ellos. Hay dos aspectos clave y relacionados entre sí que dividen las aguas, y "Lilita" es protagonista de ambos.
La primera grieta (y la más importante) es la orientación ideológica del espacio. Hoy al tomar la palabra, Binner fue claro: "El Frente Amplio Unen se funde en el acuerdo de todos los sectores de la izquierda nacional", sentenció.
Pero Carrió, como es habitual, no le esquivó al contrapunto. "Aquí muchos venimos del humanismo. No somos de izquierda y esperamos no ser silbados por la izquierda en este acto", disparó cuando le llegó el micrófono, en alusión a la silbatina que sectores militantes de FAUnen le destinaron a la presentación del frente bonaerense, a la que la diputada no asistió. Más tarde aclaró su postura: "Hay mucha expectativa de gente de centro y conservadora y este debe ser un frente amplísimo, por ningún motivo voy a estar atrapada por un sector", explicó.
Otra debate interno se cruza con ese. Aunque varios dirigentes de FAUnen están hartos de discutir acerca de un posible acuerdo electoral con el PRO de cara a la primera o la segunda vuelta, Carrió volvió a referirse al asunto. "El tema no está cerrado hasta que las asambleas de los partidos políticos lo definan en mayo del año que viene. Eso lo definirán las circunstancias históricas", sostuvo.
Esa discusión, en el fondo, también es ideológica. Hace exactamente tres semanas los referentes de FAUnen ubicados más a la izquierda del espectro político emitieron un comunicado conjunto en el que destacaron que la coalición tiene "un claro perfil progresista y de centroizquierda" y fueron concluyentes al reconocer que un acuerdo con el PRO generaría "contradicciones insalvables".
Entre las firmas, además de los senadores Luis Juez, Rubén Giustiniani y Nito Artaza, y la diputada Victoria Donda, estaba "Pino" Solanas, el último socio electoral de "Lilita". Además, los diputados Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín ya manifestaron su rechazo a un pacto con el oficialismo porteño.
Por último, quedó a la luz otra disidencia en torno al PRO. El presidente del bloque radical en la cámara alta, Gerardo Morales, acusó hace unos días a la senadora del PRO Gabriela Michetti de haber sido parte de un pacto para beneficiar al kirchnerismo. Hoy Cobos rechazó esa idea. Dijo que son "discusiones estériles que no hacen ningún aporte a la sociedad" y opinó que "las descalificaciones y las adjetivaciones son lo que ya no quiere la Argentina".