Cuando el 10 de mayo terminó de pintar el mural en la escuela del barrio de Pompeia, en San Pablo, el grafitero que lleva 14 años recorriendo la ciudad brasileña nunca pensó que su trabajo llegaría a todo el mundo a través de las redes sociales.
"Sobrepasó muchísimo mis expectativas", confiesa mientras chatea a través de Facebook como cualquier otro usuario, sin importarle demasiado si se trata de un periodista o uno de sus miles de seguidores.
Es que no está acostumbrado a la fama: "Apenas soy conocido en el medio del grafiti/street art, pero no mucho. En Brasil las personas gustan mucho de los trabajos más plásticos que con contenido. Y yo siempre acostumbro pintar muy cerca de casa, entonces no tengo una gran visibilidad".
La zona de influencia de este verdadero monstruo del grafiti es el oeste de la ciudad: "¿Cómo se dice? La periferia, como Grajaú, Brasilandia, Jardim Angela. Pero en el centro hay muy poco", explica.
La historia de por qué realizó el famoso mural en una escuela primaria de Pompeia tiene mucho que ver con su perseverancia por pintar lo que le gusta: "Quería hacer algo provocativo para ser visto por los turistas que vinieran a San Pablo", confiesa. Pero nadie quería prestar sus paredes para que él se explayara con un contenido polémico.
"Hice un proyecto de otra obra para pintar en un edificio. Pero los habitantes que viven ahí prefirieron hacer un jardín vertical, por una propuesta de los propios arquitectos, que son auspiciados por la marca Absolut", explicó.
Ante la imposibilidad de competir contra esos intereses, Ito se quedó sin soporte para su proyecto: "Me quedé muy desilusionado porque lo habíamos hablado antes y estaba listo para hacerlo, pero soy un artista independiente y planeaba pagar el proyecto de mi bolsillo".
Fue entonces que Paulo decidió ocupar una pared de la escuela y tuvo una repercusión mundial que lo transformó en tendencia en las redes sociales, sin apartarse de su idea.
"Es que estoy seguro de que las grandes marcas jamás trabajarán con temas controvertidos. Prefieren un arte inofensivo o algún contenido proambiental, como el jardín vertical (de Absolut)", se lamenta.
Sobre el Mundial, expone el temor que tienen los brasileños a vivir otro "Maracanazo": "Existen muchas cuestiones acerca del resultado del Mundial. Dicen que si gana Brasil, eso será muy bueno para Dilma. Pero me pregunto lo que pasaría se gana la Celeste...", alerta.
Vivir del arte
Si bien en el caso del mural del Mundial Paulo Ito no cobró un peso y costeó los materiales con capital propio, su talento le ha permitido ganar dinero para mantenerse económicamente haciendo lo que más le gusta.
"Estoy bien y puedo hacer una 'pasta' que no es un montón pero es suficiente para vivir en un estilo simple, pero sin que me falte nada. Y ahorrando hasta puedo viajar un poco", señala.
El street art en San Pablo ha tenido exponentes muy florecientes, como el grupo Os Gemeos, conocido en todo el mundo: "Algunos hicieron una 'pasta' más seria, pero siempre es poco estable vivir del arte, así que posiblemente sólo Os Gemeos están en condiciones de 'pasear en Ferrari'".
Su gusto por los viajes lo llevó también dos veces a la Argentina, una de ellas en 2009, cuando además pintó un mural en el barrio de Colegiales, perteneciente a la capital argentina. Ito confiesa: "Amo Buenos Aires. Es más, para mí estaría bien que Argentina ganara el Mundial", para desilusión de sus compatriotas.
Sus trabajos en Buenos Aires: