Los candidatos presidenciales colombianos cerraron este domingo sus campañas para los comicios del 25 de mayo, enfocados en el proceso de paz y el escándalo alrededor del candidato uribista Óscar Iván Zuluaga, último episodio de una guerra sucia que también ha salpicado al mandatario Juan Manuel Santos.
Santos terminó su campaña en el sur de Bogotá, rodeado de cientos de seguidores que, esperanzados, aseguraban que la reelección del mandatario es la vía para sellar un acuerdo de paz con las FARC -principal guerrilla del país- y acabar el conflicto armado de medio siglo.
"Los ataques no me van a desviar de la búsqueda de la paz", dijo Santos, refiriéndose a la guerra sucia que ha caracterizado el fin de la campaña. Rodeado de familiares, el mandatario habló enérgicamente mientras el público -en su mayoría jubilados- levantaba pancartas de "No a la guerra".
Mientras tanto Zuluaga, que tenía planificada una apretada agenda de mítines en el centro del país, dejó un poco de lado su actividad electoral para defenderse del último escándalo de esta atropellada campaña: su aparición en un video comprometedor divulgado por la revista Semana y que el candidato consideró un "montaje" y una "trampa".
El video -que ha llevado a algunos de sus contendores a pedir la renuncia de Zuluaga- muestra al candidato opositor recibiendo supuesta información confidencial de un hácker, identificado como Andrés Sepúlveda, detenido a principios de mayo por interceptar comunicaciones electrónicas de Santos y de los negociadores de paz en Cuba.
Luego de que el viernes las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaran un cese unilateral al fuego por las elecciones y un acuerdo junto al gobierno sobre el tema de las drogas en el marco de los diálogos de paz, todo parecía indicar que éste sería el tema fuerte del cierre de campaña.
Pero la publicación del video de Zuluaga volvió a poner el foco en la guerra sucia que se viene desarrollando en las últimas semanas, y que provocó la renuncia de un estratega de Santos -acusado de recibir dinero de narcotraficantes- y de un asesor de Zuluaga vinculado al mismo hácker que el candidato.
Empate técnico
Las últimas encuestas divulgadas apuntan a que Santos y Zuluaga tienen una intención de voto prácticamente idéntica para el 25 de mayo, que ronda entre el 24% y 29%, y que les llevaría a enfrentarse en una segunda vuelta el 15 de junio, ya que ninguno alcanzaría el 50% más uno de los votos. En caso de una segunda instancia, las encuestas también apuntan a un empate técnico entre ellos.
Los otros tres candidatos, el centroizquierdista Enrique Peñalosa, la conservadora Marta Lucía Ramírez y la izquierdista Clara López mantienen porcentajes en las encuestas de alrededor del 10 por ciento.
Sin embargo, no hay nada escrito, y la politóloga Marcela Prieto dijo a la agencia AFP que "esta semana será la más decisiva de la campaña, pero lastimosamente no por ideas, sino por guerra sucia".
"Si esa estrategia ha sido efectiva, no hay motivos para cambiarla. (...) No nos podemos sorprender de que siga la guerra sucia hasta el final", aseguró Prieto, del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarria, asegurando que en caso de que alguna acusación lleve a un proceso judicial u orden de captura se podría producir un vuelco en la campaña.
El encuestador Napoleón Franco coincidió y dijo a El Espectador que un incremento de la guerra sucia podría "modificar la opinión de la gente".
No al diálogo
Zuluaga, candidato del partido derechista Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), se ha vendido como el continuador de la obra de este popular ex mandatario, y ambos se oponen a los diálogos de paz por considerar que traerán impunidad para los guerrilleros.
Así, en uno de sus últimos mítines de campaña en la localidad de Villeta, a 60 km de Bogotá, criticó a Santos por negociar con la guerrilla. "El país no se puede entregar a las FARC", dijo este sábado Zuluaga, con los puños de su camisa arremangados y ante los aplausos de cientos de seguidores.
"Todavía no lo había escuchado hablar, pero me gusta porque me recuerda a Uribe", dijo a la agencia AFP la ama de casa Cristina Paéz sobre el economista de 55 años.
Mientras que entre los seguidores de Santos, un líder de centroderecha de 62 años, la clave es el fin del conflicto. "Santos lleva un ritmo, entonces, ojalá que continúe. Hay que apoyarlo hasta que logre la paz", aseguró Luz Dary Patiño, de 55 años.