No son militares, ni tampoco están destinados a pelear por sus respectivos países. Sin embargo, la supervivencia y la acción les atraen. Por eso, para cumplir el sueño de sentirse miembros de los Navy Seals, o de las principales fuerzas del mundo, un grupo de personas se alista anualmente para representar a su respectivo país en las Olimpíadas antiterroristas.
Esta competencia consiste en una serie de operaciones especiales que se desarrollan durante seis días. Entre las tareas por realizarse se encuentran la aplicación de la ley y actividades de destreza en unidades militares de 19 países.
A los competidores se los puede encontrar rompiendo puertas, asaltando edificios o limpiando aviones, en una serie de tareas que todos deben cumplir al final de cada operación.
Sin embargo, esta actividad, conocida como Annual Warrior Competition, o Competencia anual de guerreros, también ha sido foco de críticas. Aquellos que no ven con buenos ojos el desarrollo de esta actividad, sostienen que puede "parecer insensible" –sino ofensivo– debido a lo delicado del tema. Aún más en un país como Jordania, que presenta importantes problemas sociales y políticos, y donde mes a mes recibe una gran cantidad de refugiados de Palestina, Siria e Irak.
"Estamos celebrando el espíritu guerrero que crece dentro de los que sufren para proteger sus tierras y sus habitantes", aseguró Aref al-Zaben, director general y general de Brigada.
China formó el equipo ganador de las ediciones 2014 y 2013 del Annual Warrior Competition
La competencia es organizada y financiada por el Centro de Formación de Operaciones Especiales del Rey Abdullah II, una organización dirigida por las Fuerzas Armadas de Jordania.
"Nosotros no nos involucramos en políticas de Estado o de liderazgo", defendió Ayman al-Masri, director de desarrollo financiero del Centro.
Según lo consignado por The Atlantic, los competidores viven en carne propia lo que realmente se siente ser parte de esos grupos especiales. Allí realizan carreras de obstáculos, utilizan municiones reales, y deben ingeniárselas para interactuar entre competidores de diferentes países.
La competencia, que los dos últimos años quedó en manos de China y el anterior de Alemania, no tiene costo para los participantes. Estos son cancelados en su totalidad por el Centro, gracias al auspicio de sus sponsors. Si bien no se confirma cuál es el gasto que representa cada uno de los postulados, se estima que el costo total puede ser superior a 250 mil dólares.