Fuentes eclesiásticas confirmaron que el tema surgió en el intercambio de ideas sobre la realidad del país que abrió el lunes las deliberaciones de la 107 Asamblea del Episcopado que preside monseñor José María Arancedo y de la que participa un centenar de obispos.
"Preocupados por la proliferación del delito, las muertes y la reacción violenta de la gente que pretende hacer justicia por mano propia, los obispos decidieron redactar una declaración sobre esta problemática", precisaron durante la cuarta jornada del plenario que se desarrolla en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar.
Las fuentes adelantaron que la declaración estará lista para hoy y advertirá sobre la "naturalización" de los hechos violentos y el "acostumbramiento" a agresiones a la integridad física y moral de las personas.
Asimismo, dijeron que el texto incluirá críticas a la dirigencia y hará un llamado a la concordia, el diálogo y la solidaridad en el marco de un "necesario" estado de Derecho, además de insistir en la incidencia "negativa" del narcotráfico en la problemática.
"Muchos roban para comprar droga o bajo sus efectos, lo cual incrementa la agresividad y beligerancia del delito", señaló semanas atrás el presidenta de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano.
Los obispos hablarán de inseguridad en momentos en que el tema es motivo de discusión política y algunas provincias, como Buenos Aires, declararon una emergencia en materia de seguridad pública y en el que los argentinos lo consideran la cuestión de mayor preocupación, según las encuestas.
En noviembre, en otro plenario, el Episcopado dio a conocer un duro documento, en el que denunciaba el avance sin control del narcodelito, complicidades de las fuerzas de seguridad y cierta pasividad del poder político ante la proliferación del comercio de estupefacientes, y abrió el debate sobre esa problemática.