Durante miles de años, la ciencia intentó decifrar cuál era la explicación detrás de la construcción de las imponentes pirámides. Cómo hicieron para trasladar los gigantescos bloques de piedra y las estatuas de varias toneladas que aún descansan en su interior representó un misterio hasta hoy y despertó las más alocadas especulaciones, que incluyeron hasta la ayuda extraterrestre.
Antes de la existencia de grúas o maquinarias excavadoras, todos los indicios apuntaban a que se debió tratar de un enorme operativo planeado con un gran conocimiento técnico y organizativo de la civilización egipcia.
Los expertos de la Fundación para la Investigación Fundamental sobre la Materia (FOM) y de la Universidad de Amsterdam acaban de descubrir que los egipcios utilizaban un truco simple y efectivo.
Con el fin de facilitar el paso de los pesados trineos de madera que cargaban las piedras, humedecían la arena por la que se deslizaban. Usando la cantidad adecuada de agua, dicen los científicos, pudieron reducir a la mitad el número de obreros necesarios para arrastrar los trineos.
"La fricción deslizante sobre arena se reduce enormemente al añadir un poco de agua"
"Demostramos de forma experimental que la fricción deslizante sobre arena se reduce enormemente al añadir un poco de agua", dice el estudio publicado esta semana en la revista Physical Review Letters y cuyo equipo lideró el profesor Daniel Bonn.
De acuerdo con un artículo de la BBC Mundo, los experimentos han demostrado que la humedad justa de arena reduce a la mitad la fuerza necesaria para empujar un objeto. Lo descubrieron recreando la situación dentro de un laboratorio y para medir la firmeza utilizaron un reómetro, que es un instrumento de laboratorio usado para observar cómo fluye un líquido bajo la acción de fuerzas externas.
El motivo, dice la BBC, es que cuando se agrega agua a la arena, surgen los llamados puentes capilares, pequeñas gotitas de agua que unen a los granos entre sí.
Los científicos afirmaron en su informe que no dudan que los egipcios conocieran este sencillo truco y, para demostrarlo, señalan la pintura de una de las paredes de la tumba de Djehutihotep, jefe de una de las regiones del Alto Egipto durante los reinados de Amenemhat II, Sesostris II y Sesostris III (1914-1852 a. C.) que muestra claramente a una persona parada en la parte delantera del trineo arrojando agua sobre la arena.