El Fondo Monetario Internacional aprobó el miércoles un plan de ayuda por u$s17.000 millones en dos años para Ucrania, que atraviesa una dura situación financiera y está debilitado por una insurrección prorrusa en el Este.
La autorización del Consejo de Administración del FMI, que representa a sus 188 Estados miembro, permite liberar "de inmediato" una primera partida de u$s3.200 millones a Kiev y abre la vía a otros contribuyentes para alcanzar un plan de rescate global de u$s27.000 millones.
"Una nueva escalada de tensiones con Rusia y los problemas en el este del país presentan un riesgo sustancial para las perspectivas económicas" ucranianas, dijo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
La directora del Fondo expresó su preocupación también por el impacto de las sanciones occidentales contra Moscú, que fueron reforzadas el martes y que podrían tener repercusiones sobre Ucrania.
"En lo que se refiere a las sanciones, todo lo que debilite la situación económica (de Ucrania) comprometerá la aplicación del programa", advirtió Lagarde.
Por su parte, Rusia ya entró en recesión según el FMI y aumentó su presión financiera sobre Kiev. Ya le exigió u$s11.400 millones en pagos vencidos a Ucrania, mientras que la empresa Gazprom le reclama u$s2.200 millones por las últimas entregas de gas.
Los próximos préstamos del FMI serían sin embargo desbloqueados por etapas y a condición de que Kiev aplique un programa drástico de ahorros.
Las autoridades interinas de Ucrania, que a comienzos de marzo pidieron la ayuda del Fondo, ya dieron muestras de buena voluntad al anunciar una reducción de las subvenciones a la energía, medida que se traducirá en un aumento del 50% del precio al consumo del gas y que el FMI reclamaba hace largo tiempo.
Según las propias previsiones del organismo multilateral de crédito, la economía ucraniana debería caer 5% este año, un punto más que lo pronosticado hasta ahora, antes de volver a crecer en 2015, en 2%.
La ayuda del FMI está destinada a que Kiev pueda cumplir con sus obligaciones financieras, fundamentalmente con su vecino ruso. Gazprom reclama a Kiev u$s2.200 millones por recientes entregas de gas, mientras Moscú le exige otros u$s11.400 millones por atrasos en pagos, una cifra que Kiev cuestiona.
El plan de asistencia, el tercero que el FMI destina a Ucrania desde 2008, debería permitir a Kiev mejorar el clima de negocios, pero está sujeto a las incertidumbres ligadas a la crisis política.
El miércoles, las Fuerzas Armadas fueron puestas en estado de alerta para intentar frenar los movimientos separatistas que desde hace un mes afectan al este prorruso, uno de los pulmones económicos de Ucrania.
Los dos líneas precedentes de crédito acordadas por el FMI (u$s16.400 millones en 2008 y u$s15.100 millones en 2010) fueron interrumpidas luego que el gobierno rechazó aplicar las reformas impopulares que la institución exigía en contrapartida.
Algo menos de un tercio (u$s5.000 de los u$s17.000 millones) deberán ser utilizados por Kiev para reembolsar al propio Fondo.