Más de mil personas fueron testigos de la visita de dos grandes escritores de la literatura contemporánea, Paul Auster y John Coetzee. Una larga cola se produjo desde muy temprano para poder conseguir un privilegiado lugar en la sala Jorge Luis Borges de La Rural, donde los autores fueron recibidos con gran entusiasmo. Incluso, cientos de personas siguieron el evento fuera de la sala, a través de una pantalla gigante.
La visita de Auster y Coetzee consistió en leer distintos pasajes de la correspondencia que mantuvieron entre 2008 y 2011. El proyecto nació de un desafío que le hizo Coetzee al autor de Leviatán, y que consistía en "sacarse chispas el uno al otro". Luego, el intercambio de experiencias y opiniones fue editado en una publicación conjunta entre Anagrama y Mondadori.
La charla arrancó puntual, pero tuvo un desperfecto en su comienzo: Auster no podía realizar su lectura, impedido por un eco (la voz de la traductora) que se escuchaba en la sala y que lo perturbaba. "Creo que tenemos otro evento en esta sala. Creo que es mi voz en otra voz", bromeó Auster, con un comentario digno de su obra, donde con frecuencia se pone en jaque el concepto de identidad.
Después de algunos minutos, la lectura de varios pasajes de la correspondencia entre los dos escritores se sucedió sin inconvenientes. Allí se polemizó sobre los temas más variados: el azar, los deportes, el sentido de pertenencia a un lugar, el trabajo del escritor, entre otros temas que suscitan las más de diez cartas que los autores compartieron con el público.
"Eres como el otro ausente, una especie de primo adulto o amigo imaginario. Voy contigo en la cabeza. Nunca había tenido con nadie una correspondencia tan seguida", leyó Auster, en el tramo más emotivo de la presentación.
Imaginando el lugar de trabajo del norteamericano, Coetzee le devolvió la muestra de afecto: "Cuando te veo así siento un cariño fraternal a tu valentía. Mi visión de ti es como un prisionero de la musa".
Auster ofreció el viernes una entrevista en el Malba -también a sala llena-, mientras que Coetzee visitó el sábado la librería Eterna Cadencia, donde dio una charla.
El lunes por la tarde, ambos autores serán homenajeados, como sello final de su visita a Buenos Aires, con el título Honoris Causa que otorga la Universidad Nacional de San Martín.