Cuando una persona está enferma, visita al médico y recibe un consejo sobre qué medicina debe tomar y cómo debe ser administrada la dosis por un terminado período. O de por vida, quizás.
Hoy un medicamento es el eslabón final en la cadena de producción de la industria farmacéutica. Sin embargo, los científicos ya trabajan en un paradigma en donde la receta se transforme en el inicio de un tratamiento a medida para cada paciente.
La clave la brindará la tecnología a través de dispositivos, gadgets, softwares y apps accesibles que medirán y almacenarán los biomarcadores del organismo de cada paciente. Así se podrá no sólo modificar las dosis sino también la fórmula del medicamento en pos de lograr mejores resultados.
El cambio de esquema es total para las farmacéuticas y para los profesionales de la salud porque se trata no sólo de paliar o curar la enfermedad sino también de ofrecer mayor bienestar.
¿Será posible algún día combinar biomarcadores y algoritmos en el diseño de un tratamiento médico?
El rol de los "gadgets saludables" es central porque éstos dispositivos serán los que van a medir y almacenar los marcadores de salud que luego le permitirán al médico diseñar un tratamiento a medida y sobre todo ejercer el seguimiento del paciente.
Los tratamientos con drogas inteligentes en el marco de la medicina del futuro se la conoce como el "drugware". Es decir, se le agrega contexto al paciente a través de la utilización de dispositivos tecnológicos que miden y almacenan biomarcadores de salud. El médico podrá corregir un tratamiento que prescribió a un paciente en función del seguimiento y en cómo actúa en su organismo.
Sentirse bien
La medicina del futuro está enfocada no sólo a curar la enfermedad sino a hacer sentir bien a los pacientes. Y esto es lo que más entusiasma sobre la llamada medicina personalizada o medicina target; cuya filosofía no sólo apunta a curar sino a proporcionar bienestar para vivir mejor. Mirando hacia adelante, las drogas para transformarse en "inteligentes" no necesitan cambios radicales, sólo algunos estratégicos.
Se puede pensar entonces en los próximos años que, cada vez que el profesional prescriba un medicamento, éste venga acompañado de un software que pueda "seguir" y "detectar" información biológica sobre el paciente.
Esta bio información estará anclada en los diversos dispositivos de uso cotidiano como un teléfono móvil (smartphone), un reloj de muñeca, una balanza digital -que incluso podrán estar en red- o un utensilio de cocina digital. La idea es que todos los dispositivos aporten datos de cómo están funcionando los medicamentos recetados y si el médico necesita modificar las dosis.
El compendio de toda esa información biológica sobre el paciente que se almacenó en el software intentará además comprometer al paciente aún más con el tratamiento. Al sentirse mejor -resultados claros y concretos- estará más dispuesto a seguir adelante con el mismo.
Glen de Vries, cofundador de Medidata Solutions, explica el concepto de "drugware". "La idea es vender el resultado. Estamos trabajando con miles de pacientes alrededor del globo recolectando bio información de los marcadores de salud a través de diversos dispositivos electrónicos para usarla en esta etapa de ensayos clínicos y luego diseñar el tratamiento a medida. La industria con cuidado y precaución está probando combinaciones de drogas y algoritmos".
Gadgets saludables
Todo cambió desde que existen gadgets que proveen insulina a millones de pacientes diabéticos. Este "expendedor" automático de insulina "lee" cuánta cantidad necesita el cuerpo y lo inyecta de manera automática.
La "filosofía drugware" pretende trabajar sobre medicamentos inteligentes, tratamientos personalizados con la tecnología al servicio de los profesionales y pacientes, creando un lazo entre ellos de mayor responsabilidad. Se trata de cambiar la mirada y pensar que los pacientes en realidad no necesitan medicamentos, sino sentirse bien.
La intención de los científicos que estudian la medicina del futuro es llegar a un mejor estatus del cuidado de la salud.
Una serie de cuestiones permiten alcanzar hoy este escenario: una es la enorme cantidad de dispositivos, gadgets, softwares y apps para la salud y la medicina que hay a nuestro alrededor diseñados por la industria tecnológica; que ofrecen información preciosa que antes no se podía acceder o no queríamos conocer.
Ya existen balanzas digitales de baño que miden la masa corporal, latidos del corazón y hasta la calidad del aire en la habitación. La balanza envía toda la información a un smartphone con una aplicación que la analiza y la pondera. La empresa Vital connect dio a conocer una especie de curita adhesiva o parche que se aplica en el pecho. Allí mide latidos del corazón y ritmo respiratorio, la temperatura del cuerpo, postura corporal y niveles de stress.
Otro grupo de investigadores en Surcorea y Texas están desarrollando un marcador llamado Biostamp. Un parche que almacena información sobre los músculos y el comportamiento de la piel y que permite hacer un seguimiento de la evolución de la enfermedad de Parkinson .
La innovadora Medidata está trabajando en la idea de poder "mover" la bio información que acumula un dispositivo personal para trabajar en tándem con el medicamento en cuestión que se necesite administrar o modificar su prescripción.
El futuro ya llegó
Para muchos especialistas del sector un criterio para los medicamentos como el drugware bajará los costos de la medicina pública. Y mucho tiene que ver las últimas estadísticas del año 2013 que estiman que sólo la mitad de las personas con enfermedades crónicas toman sus pastillas como corresponde . Y cuando no se toma o se deja de tomar las medicina prescripta la enfermedad recrudece.
La gran promesa del drugware es que se tendrá en cuenta el contexto psico-socio-cultural del paciente en vez sólo de prescribir la medicina que corresponde.
Si para sentirse mejor se requiere bajar de peso, o dejar el alcohol una aplicación puede ayudar a lograr ese cambio de hábitos.
También se plantea un cambio en el negocio futuro para las laboratorios productores de medicamentos. ¿Será posible pensar en que cada medicamento requerirá una apps determinada? Y que de acuerdo al uso sobre el paciente, podrá modificar la dosis y la fórmula de la droga en sí misma.
Dice de Vries: "si se agrega una aplicación a una droga, aumenta inmediatamente el valor de esa droga".
Algunas compañías farmacéuticas globales ya piensan en digitalizar algunas fórmulas de medicamentos. Al respecto el laboratorio Merck fundó una unidad Vree Health hace unos años para explorar servicios tecnológicos aplicados a la medicina.
Hasta ahora lo que produjo Vree es tecnología de seguimiento para que los médicos puedan seguir a sus pacientes, pero nada aún para empoderar a los pacientes. Ninguno de los grandes laboratorios globales aún han establecido un diseño de medicamentos o drogas dirigidos hacia el enfoque drugware.
También falta definir con claridad las regulaciones alrededor de las medicamentos. Lo que hasta hoy amparó la FDA en los Estados Unidos es una guía de aplicación de normas médicas para apps y dispositivos que manejan información bio médica para evitar cualquier mal uso y riesgos en los pacientes.