Rusia y Ucrania acordaron el jueves en Ginebra dar los primeros pasos para calmar las tensiones en su frontera común tras un mes de enfrentamientos. El sorpresivo acuerdo, impulsado por los Estados Unidos y la Unión Europea, parecía aliviar la crisis. Pero la ilusión duró poco.
Insurgentes prorrusos dijeron que sólo saldrán de las instalaciones ocupadas si renuncia el gobierno interino de Kiev. Denis Pushilin, uno de los líderes de la autonombrada República Popular de Donetsk, dijo el viernes que no lo reconocen como legítimo.
"Estamos de acuerdo con que los edificios deben ser desalojados, pero antes el primer ministro Arseni Yatseniuk y el presidente Olexandre Turchinov deben marcharse de los edificios que ocupan ilegalmente desde su golpe de Estado", declaró Pushilin. Por el momento, ninguna de las instalaciones fue liberada, tal como lo establecía el pacto.
Yatseniuk dijo al parlamento que el gobierno ha elaborado un proyecto de ley para ofrecer una amnistía a quienes estén dispuestos a dejar las armas y salir de los edificios ocupados.
"Primero es Kiev la que debe desarmar a Pravy Sektor [un movimiento nacionalista ucraniano paramilitar], a la Guardia Nacional [recientemente creada para integrar las unidades de autodefensa de Maidan] y a las otras formaciones ilegales y, después, eventualmente, entregaremos las armas", respondió a la AFP Kirill Rudenko, otro de los portavoces de los insurgentes.
Los misteriosos "hombres de verde" armados, que para el gobierno ucraniano son militares rusos, y según Moscú, "grupos locales de autodefensa", tienen bajo su control la localidad de Slaviansk, que tomaron hace seis días. Reclaman su integración a Rusia o una "federalización" del país.
La elección presidencial en la que se elegirá formalmente a la administración que gobernará el país por los próximos años está prevista para el 25 de mayo.
El jueves miles de personas se congregaron en al menos cuatro ciudades del este para denunciar la intervención rusa en los asuntos de Ucrania. Durante semanas, los acontecimientos políticos en región habían sido dominados por una reducida oposición armada que no reconoce a Kiev.
"Los dos o tres próximos días serán cruciales"
El presidente estadounidense, Barack Obama, se mostró muy prudente sobre los acuerdos firmados y advirtió que Washington y Bruselas podrían adoptar nuevas sanciones contra Moscú en el caso de que no funcionen.
Moscú ha adoptado un tono muy duro en la crisis ucraniana, la peor entre el Este y el Oeste desde el final de la Guerra Fría y que hizo temer la división de este país de 46 millones de habitantes, fronterizo con naciones miembros de la Unión Europea y de la OTAN.
Horas antes del acuerdo, Putin dijo que esperaba realmente no verse "obligado a recurrir" al envío de fuerzas armadas a Ucrania. Rusia cuenta con hasta 40.000 hombres en la frontera entre ambos países y el presidente afirmó en varias ocasiones que aseguraría "a cualquier precio" la protección de los rusohablantes de la ex URSS.
"Los dos o tres próximos días serán cruciales", según el jefe de la diplomacia ucraniana, Andrei Deshchitsia.