Hay un consenso acerca de las falencias de la educación en la Argentina, que se convierte en un debate social cada año, cuando los docentes se declaran en huelga en reclamo de mejoras salariales. Sin embargo, una vez que el conflicto se resuelve y los chicos regresan a las aulas, la discusión pasa a un segundo plano, mientras que los problemas de fondo persisten.
"La educación no existe sin salud, sin trabajo, si los alumnos están mal alimentados. No existen políticas educativas puras. Definitivamente podemos profundizar en más formación docente, actualización, más apoyo a los equipos docentes. No le podemos pedir a la escuela lo que como sociedad no estamos haciendo", comentó a Infobae Victoria Zorraquín, directora ejecutiva de Educere-Docentes por un Mañana, una asociación civil sin fines de lucro con sede en Tandil, que desde 1998 lleva a las escuelas urbanas y rurales programas de actualización para docentes y directivos.
"Hay muchos más recursos y creo que este Gobierno ha hecho algunas cosas muy buenas para las escuelas y los docentes, pero igual nos quedamos cortos, tanto por cómo está hecha la Ley de Financiamiento Educativo y por pensar que el 6% del PBI para educación es suficiente. Nos faltan muchos recursos en formación y actualización docente. No podemos responsabilizar a la escuela de todo lo que le cargamos y seguir formando a los docentes como hace cien años. Muchas veces llega la tecnología a la escuela pero no al docente. O no le llega al docente el soporte y el apoyo para lograr ese cambio y trabajar con sus alumnos mediante la tecnología", explicó la titular de Educere.
"Lo ideal sería que cada escuela cuente con un especialista en tecnología y un especialista en generar espacios de actualización docente y que la escuela pueda decir todos los años en qué campo quiere trabajar, en ciencias, matemática. Apoyemos a los educadores, no nos enfrentemos con ellos", refirió Zorraquín. Además, señaló que "hay un problema estructural. La sociedad se preocupa cuando hay algo como un paro y superficialmente. En los diarios siempre son diagnósticos de este 'enfermo grave' que es la educación, que está 'al borde de la muerte', lo mal que estamos en los resultados, los días que se perdieron de clase. A los empresarios les preocupa la calidad de la educación, la academia dice que hay que recuperar los días de clase".
"Creemos que hay una solución: apoyar a los educadores, no darles la espalda. Al revés de lo que siempre aparece, los educadores argentinos son extraordinarios. Tienen una formación en la mayoría de las veces no universitaria y se les exige una tarea profesional. El maestro de escuela primaria se sigue formando en los institutos terciarios, que siempre piden más presupuesto y áreas de investigación y no se les da. Son instituciones menos agraciadas dentro del sistema", explicó.
El Informe PISA (por sus siglas en inglés Program for International Student Assessment o Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) indica que en la Argentina menos del 20% de los maestros tiene una titulación de nivel universitario o similar, mientras que en los países desarrollados alcanza al 85% de los profesores. "Esos docentes muchas veces están enseñando sin título, porque pueden ejercer, depende los distritos, con la mitad de los módulos cumplidos, porque el sistema demanda muchos profesores de todos los niveles. Y a pesar de eso sacan adelante a un porcentaje muy grande de chicos. Porque siempre se enfatiza al 40% de deserción en la escuela secundaria. Pero miremos los que sí: hay lugares en que la tasa de repitencia es altísima, la tasa de sobre edad y deserción son altísimas, pero no es el 100 por ciento. Hay un porcentaje de chicos que con todo en contra salen adelante, y nosotros creemos que lo hacen por los docentes", puntualiza Zorraquín.
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"Las pruebas PISA no mostraron nada que no supiéramos. Ya nos lo habían mostrado los números incluso desde el Censo Educativo, que son evaluaciones internas, pero PISA nos permitió estar en la tapa de los diarios con el problema. De 500 mil chicos de 15 años que están en la escuela se toma una muestra de algo más de 5 mil chicos en todo el país. El nivel de ausentismo en esas pruebas es el que nosotros veíamos: en Argentina habían faltado una o dos veces la semana de la prueba un 30 por ciento. Ahí está uno de nuestros grandes dramas en la escuela secundaria. Si vos querés obtener resultados, por más mago que sea tu docente, ¿por qué no estás en el aula, por qué faltaste? ¿Por qué sentís que la escuela secundaria no responde a lo que vos necesitás? Pero ese problema viene de la escuela primaria, que no le dio las herramientas para empoderarse en la secundaria, comprender y responder a los trabajos que le exige el profesor".
En las pruebas PISA se realizan encuestas entre alumnos, profesores y directivos. En la Argentina un 33% de los chicos respondieron, por ejemplo, que un profesor tarda 20 minutos en lograr silencio para iniciar la clase. "¿En cuántas aulas nos está faltando que pasen cosas interesantes para esos chicos?", se pregunta Zorraquín.
Cómo superar las carencias del sistema
En el siglo XXI ya puede pensarse en instituciones educativas más abiertas y flexibles, que incorporen la tecnología a sus métodos y que contribuyan a desarrollar las diferentes cualidades de cada alumno, en lugar de buscar la uniformidad y la homogeneización que proponía el modelo del siglo XIX, cuando la Argentina todavía era un país en formación, con una creciente población inmigrante, que llegaba con distintos idiomas y costumbres.
"Hay que hacer uso de la tecnología, de la dinámica de grupos. Que las aulas se parezcan más a laboratorios, pero no sólo de ciencias, sino talleres, donde los chicos vengan a trabajar en proyectos interesantes, saquen conclusiones y que los docentes sean los coordinadores de esos proyectos", propone Zorraquín.
"A los docentes hay que apoyarlos con políticas públicas y ayudarlos a trabajar en equipo. El gran drama es ese maestro que sigue enseñando solo, que sigue creyendo que solo va a poder. Es la única área donde sigue habiendo héroes o próceres. En cada escuela te encontrás con titanes, vas a los lugares más recónditos y te encontrás con gente que hace su tarea maravillosamente, con creces, muy por arriba de lo que se le pide y exige. A veces es injusto el sistema, porque hay otros que no hacen tanto", describe la experta.
"Hay una investigación del norteamericano Robert Marzano, que dice que lo que más impacta en los resultados académicos de los alumnos es una escuela que trabaja eficazmente, no un docente solo, un director héroe, un líder loco. Va tomando casos en unas dos mil instituciones en los EEUU y analiza cómo entra un alumno y cómo sale en cada institución. Y en la institución en la que se ve más impacto en el alumno, los profesores no son 'Gardel'. Son promedio, pero la institución funciona efectivamente", apunta. Y añade que "eso es lo que hace Educere. Vamos a una escuela o un distrito y trabajamos para que haya verdadero trabajo en equipo, mejore la comunicación, se propongan objetivos y se cumplan, que el docente encuentre la fuerza para realmente sacar adelante a esos alumnos. Porque la realidad es terrible. Hace unos días estuvimos en Azul, en una nueva institución donde empezamos a trabajar, con chicas embarazadas, otras con el bebito en el aula, esa escuela no tiene guardería, la pareja de la chica está en la misma aula, hay sobre edad, hay drogadicción. Por supuesto que hay chicos que han sido abandonados".
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"Si como sociedad empezáramos a mirar distinto a la escuela, en vez de pedirle tanto, empezar a darle más, se nos abren grandes posibilidades. Chile y Uruguay tienen este pacto educativo, como un 'Pacto de La Moncloa' a 20 años. Creo que nos lo debemos. Ni hablar en políticas educativas, pero en políticas de formación docente la comisión de Educación del Congreso ha dicho que tiene que ser una política de Estado, pero no ha pasado de ahí, necesitamos un pacto de 20 a 30 años, no sólo para ayudar a los que están en la escuela, sino a los que van a ingresar en los próximos 15 años", recomendó.
Cuando el conflicto social ingresa al aula
El deterioro social de las sucesivas crisis políticas y económicas de las últimas cuatro décadas se evidencia en las escuelas, tanto en las limitaciones que afrontan los educadores como por las carencias con las que llegan los alumnos, muchos de ellos la primera generación de sus familias que accede a la escolarización.
"Definitivamente se necesitan más horas de clases. Hay cuatro horas de las cuales una se va en comedor, no podemos pensar en menos de seis horas de clase, con una segunda lengua", subraya Zorraquín. "Cuando uno dice que hay 40% de chicos del secundario que no se gradúan o desertan de la escuela, no es que un día desaparecen. Antes, a las 25 faltas uno se quedaba 'libre'. Desde el 2006 incorporamos a una masa de chicos que no iban al secundario, al hacerlo obligatorio, los ayudamos con la Asignación Universal por Hijo. Ahora, esos chicos cuando ingresaron a la primaria ni pensaban que iban a ir al secundario, muchas veces son primera generación de colegio secundario y muchos no saben estar sentados frente a una mesa. A los profesores les estamos pidiendo que les enseñen a esos chicos, pero no les dimos nuevas formas de trabajo", agrega.
"¿Cómo terminan desertando? Terminan faltando 120 días ¿Por qué no lo dejamos libre? Porque no lo queremos dejar libre, porque como país decimos: quiero que esté en la escuela, no en la calle. Ahora, ¿sólo para que no esté en la calle va a ir a la escuela? Los docentes se sienten solos contra el mundo, sienten una soledad inmensa. Ellos están palpando permanentemente estos colapsos que hemos tenido", relata la especialista de Educere.
Por ello, consideró que "la educación no necesita más superhéroes. Antes eran individuales: Batman, Superman; ahora los héroes vienen en equipo como en Los Increíbles. Los héroes son el padre, la madre y los tres hijos, y cada uno con distintos roles complementarios. Le estamos pidiendo a la escuela que haga todo, desde educación vial, bucal, musical, artística, dar alimento, la higiene, la prevención de adicciones, la salud. La escuela parece que nunca va a decir que no y finalmente no está pudiendo ocuparse de lo que verdaderamente se tiene que ocupar".
"Uno de nuestros pilares es recomponer el prestigio docente. En Educere, la sociedad civil, a través de una empresa, un padrino, otra fundación o institución, está haciendo posible que este programa llegue a una escuela y se reciba actualización docente. Esa es la buena noticia. La mala noticia es que nadie va a poder decir: 'Nadie se ocupa de mí y acá estoy olvidado'", dice Zorraquín. "Los países que se han propuesto cambiar los resultados educativos han profundizado en políticas para mejorar el prestigio docente, por supuesto que a través del salario, de la formación y actualización y con campañas en la opinión pública. Pero también, a pesar del deterioro y de la crisis, podés preguntarle a cualquier chico y te va a poder nombrar educadores de su institución a los cuales él mira con ojos de prestigio".