Estados Unidos consideró justificadas las acciones militares de Ucrania en el este del país, donde el Ejército recuperó el control de un aeropuerto que había sido tomado por separatistas prorrusos, una acción que dejó, al menos, cuatro muertos.
"El uso de la fuerza no es la opción preferida. Dicho esto, el gobierno de Ucrania tiene la responsabilidad de garantizar el orden y el respeto a la ley, y esas provocaciones en el este de Ucrania están creando una situación en la que el Gobierno tiene que responder", dijo el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, quien llamó a los separatistas prorrusos a "abandonar los edificios que han tomado".
El apoyo tácito de Washington también llegó desde el Departamento de Estado, cuya vocera, Jen Psaki, se expresó en términos muy similares a su colega de la Casa Blanca Carney. El gobierno ucraniano "ha tratado, en reiteradas ocasiones, de negociar con los grupos armados que han tomado edificios públicos en el este de Ucrania (...) en un intento por resolver la situación de forma pacífica mediante el diálogo", destacó. Pero "esas provocaciones en el este de Ucrania, que como sabemos están siendo provocadas por activistas armados, están creando una situación en la que el Gobierno tiene que responder", afirmó.
Según informó el presidente interino de Ucrania, Alexander Turchinov, al Parlamento este martes, las unidades especiales lograron recuperar el control de un aeropuerto en las inmediaciones de la localidad de Kramatorsk, en la región de Donetsk. La televisión estatal rusa informó de cuatro muertos en esta acción, cifra que, sin embargo, Kiev no ha confirmado por el momento.
El operativo se produce en el marco de crecientes tensiones entre Rusia y Ucrania y después de que el gobierno central de Kiev lanzara una operación "antiterrorista" para recuperar sedes institucionales tomadas por los separatistas, que apuntan a lograr la autonomía de las regiones este del país.
Desde Pekín, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, advirtió que cualquier maniobra que se fuese realizada contra los manifestantes prorrusos en Ucrania socavaría el objetivo de las conversaciones previstas para este jueves en Ginebra. Allí participarán representantes de Estados Unidos, Ucrania, Rusia y la Unión Europea.
La peor crisis desde la Guerra Fría
La anexión de la región ucraniana de Crimea a Rusia el mes pasado profundizó la peor crisis entre Oriente y Occidente desde el fin de la Guerra Fría, hace más de dos décadas. Occidente impuso sanciones a funcionarios y empresarios que se cree que tienen vínculos cercanos con el presidente Vladimir Putin. Muchos de los afectados se burlaron de las sanciones, hasta se ufanaron de recibirlas, pero éstas también irritaron a Moscú, donde funcionarios han advertido que Occidente sólo estaba perjudicándose a sí mismo.
Un referendo celebrado el mes pasado en Crimea, después de que soldados rusos tomaron el control de la región de mayoría rusa, resultó en un apoyo abrumador a la unión con Rusia; pero la votación fue denunciada por Washington y la Unión Europea como una farsa equivalente a una toma de territorio. El referédum abrió la puerta para la anexión.
Rusia intervino en Crimea después de la destitución del presidente ucraniano Víktor Yanukovich, luego de enfrentamientos letales entre la policía antidisturbios y manifestantes que intentaban revocar su decisión de desechar un acuerdo comercial y de cooperación con la Unión Europea a cambio de cultivar relaciones más estrechas con Moscú.