El primer ministro ruso Dmitri Medvedev no tuvo vueltas para describir la postura de su país con respecto a la ofensiva antiterrorista lanzada por Kiev: "Seré breve: Ucrania está al borde de la guerra civil, da miedo", advirtió.
Medvedev expresó sus esperanzas de que las "autoridades de facto" de Ucrania se muestren razonables y no permitan "esta especie de terrible confusión".
Rusia no reconoce al actual gobierno en Kiev, que llegó al poder después de una insurrección popular que llevó a exilio en Moscú al entonces presidente Viktor Yanukovich.
Medvedev, que presidió Rusia entre 2008 y 2012 y que luego bajó un escalón para permitir que su mentor Vladimir Putin volviera al poder, criticó la propuesta ucraniana de que Naciones Unidas envíe tropas para calmar la tensión.
"Por regla general la llegada de contingentes de fuerzas de paz no resuelve nada, desafortunadamente sólo congela el problema" dijo después de mantener conversaciones con sus homólogos bielorruso y kazajo.
Medvedev reiteró sus llamados para que Estados Unidos y la Unión Europea apoyen económicamente a Ucrania, tras asegurar que eso es lo que había hecho Rusia durante años.
"Que den (Washington y sus aliados europeos) al menos un dólar. Siempre están prometiendo: les daremos mil millones, les transferiremos cinco mil millones. Que den algo", exclamó.
Rusia ha subsidiado el gas que le entregó a Ucrania desde que se disolvió la Unión Soviética en 1991, y la factura asciende a unos 100.000 millones de dólares, enfatizó Medvedev.