La escasez se afirma como un problema sin solución para Venezuela, y uno de los mayores fracasos económicos del modelo socialista bolivariano, que prometía abundancia para todos.
Las estadísticas oficiales, medidas por la máxima autoridad monetaria del país, establecieron el desabastecimiento de bienes esenciales en 31 por ciento, según informó El Nacional, al citar fuentes oficiales. El dato no fue anunciado por la entidad, que viene registrando retrasos en la publicación de las estadísticas.
La inflación tampoco da tregua, a pesar de los planes implementados por el Gobierno, que incluyen la expropiación de los comercios que suben los precios y, más recientemente, el establecimiento de una cartilla de racionamiento al estilo cubano. El alza de precios registrada fue de 4,1 por ciento.
Si se anualiza, llega al 59,4 por ciento. En alimentos y bebidas no alcohólicas roza el 80 por ciento.
Esto marca un agravamiento de la ya delicada situación económica de 2013, que cerró con una inflación del 56,2% anual, y una escasez del 22,4 por ciento.
El nivel de desabastecimiento de algunos alimentos es inédito. Productos como el azúcar, la leche en polvo y los aceites han llegado a tener niveles de escasez superiores al 80 por ciento. Harinas y mantequillas han estado mucho tiempo por encima del 60 por ciento.
También algunos bienes indispensables para la higiene personal son muy difíciles de conseguir. El caso paradigmático es el del papel higiénico, que por momentos es prácticamente imposible de conseguir.
Esta combinación de factores ha alterado completamente la vida cotidiana de los venezolanos. En el peor de los casos, se ven obligados a hacer renunciamientos impensables años atrás. En el mejor, deben pasar varias horas por día recorriendo distintos comercios y haciendo largas colas para conseguir algunos bienes esenciales.
Frente a esta crisis, el gobierno de Nicolás Maduro sólo atina a denunciar especulaciones de los comerciantes y a responder con ideología. El canciller, Elías Jaua, llegó al absurdo de preguntar en un discurso: "¿Ustedes quieren patria o papel higiénico?".
"Es una necedad compañero, porque un problema puntual de abastecimiento no puede medirse con un valor supremo como es tener patria. La patria no se mide en un supermercado, sino en la conciencia de los hombres y mujeres que habitan una nación", apuntó.
La terrible combinación de escasez y suba de precios ha sido uno de los impulsores de
, y que ya dejaron un
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