El gobierno chileno emitió un nuevo balance provisorio del terremoto que afectó al norte del país. Situó la intensidad del sismo en 8,2 grados en la escala Richter, con "una percepción de 8 en la escala Mercali".
El fenómeno se produjo a las 20:46 del martes. Generó, además, una alerta de tsunami, que estuvo vigente hasta las 06:34 del miércoles. El oleaje creció hasta alcanzar la costa, sobre cuyas veredas quedaron depositados varios barcos pesqueros de porte menor.
La presidente Michelle Bachelet, que viajó en horas de la mañana a Iquique, decretó el estado de emergencia y "zona de desastre". El número de víctimas fue fijado en seis, tres de las cuales sufrieron ataques cardíacos, dos fueron aplastadas y una sufrió un accidente cuando estaba siendo evacuada.
El número total de evacuados alcanzó 972.457 personas, muchas de las cuales está regresando a su casa y evaluando los daños que han sufrido. Los más afectados son los pescadores, muchos de los cuales han hallado su pequeños navíos fuera del agua, mientras que otros ni siquiera los encuentran: el mar los ha arrastrado.
Las carreteras sufrieron daños considerables, lo que ha obligado a cortar ocho caminos: son las rutas 5, la 11CH, A35, A315, A27, A23 y A345.
También sufrió daños el sector quirúrgico del hospital de Iquique, lo que ha obligado a evacuar parte del edificio. También en esta ciudad y la vecina Alto Hospicio, está cortado el servicio de agua potable. En otros pueblos, como Tapacará, hay 38.500 personas sin energía eléctrica.
La cárcel de Iquique quedó semidesierta ante la alarma desatada por el sismo. "Hubo un total de 293 internas que se dieron a la fuga durante el sismo", comunicaron las autoridades. Se puso en alerta de esta situación a las Fuerzas Armadas y los carabineros "para llevar tranquilidad a los habitantes", indicó más temprano la Onemi (Oficina Nacional de Emergencia).
El motivo de la huida fue la caída de un muro, lo que provocó el pánico de las reclusas y el personal penitenciario. Al regresar la tranquilidad, los funcionarios confirmaron que 131 internas regresaron voluntariamente.
"Vengo a entregarme. Me fui por el miedo que tenía de mi hijo. Recuerdo que arranqué el pijama y corrí a ver a mi familia", explicó una de ellas. "Estoy condenada hace un año. No saco nada con estar en la calle, si me van a pillar igual", señaló una de sus compañeras.
Sobre cómo vivieron el momento, otra relató: "Váyanse, váyanse, nos gritaban los guardias", señaló al prestar testimonio ante las cámaras de TV al momento de regresar a la penitenciaría.