Según un nuevo informe de Human Rights Watch, el rey de Arabia Saudita lanzó una nueva legislación en reacción al creciente número de ciudadanos que viajan a Siria para participar en la guerra civil y luego regresan entrenados con una formación renovada e ideas favorables al derrocamiento de la monarquía.
El diario The Independent explicó que, con ese objetivo, el rey emitió el decreto real número 44, que tipifica como delito "la participación en las hostilidades fuera del reino", con penas de prisión de entre tres y 20 años. El primer artículo de esa normativa contempla que "el llamamiento al ateísmo en cualquier forma o a las dudas sobre los fundamentos de la religión islámica en la que se basa este país" se considera terrorismo.
"Las autoridades sauditas nunca han tolerado las críticas a sus políticas, pero estas recientes leyes y reglamentos convierten casi cualquier expresión crítica o asociación independiente en delitos de terrorismo", dijo Joe Stork, subdirector para Oriente Medio y el norte de África de Human Rights Watch.
Un mes atrás, Sahar, de 42 años, y Jawaher, de 38, dos de las cuatro hijas del rey Abdalá, denunciaron a través de medios británicos estar "secuestradas" junto a sus otras hermanas dentro de los altos muros del palacio real.
Fue su madre, Alanoud Alfayez, de 57 años y divorciada de Abdalá desde 1984, quien llevó primero el caso a los medios en Gran Bretaña, donde reside desde hace años. A partir de eso, la periodista del Sunday Times Hala Jaber ha contactado a las princesas y les ha realizado un reportaje vía Facebook.
De acuerdo con dicho artículo, a pesar de tener acceso a internet, ninguna de las hijas del rey tiene permitido abandonar el palacio real, sino es acompañada por alguno de sus hermanos varones o bajo estricta vigilancia de la seguridad de su padre, e incluso en esas condiciones, sólo tienen permitido salir a hacer las compras.