La repetición de palizas contra presuntos ladrones en distintos puntos del país, una de ellas con resultado fatal, abrió el debate acerca del peligro que conlleva que la sociedad retome una modalidad tan primitiva de búsqueda de justicia. Si bien el de los linchamientos no es un fenómeno nuevo, la sucesión de siete casos en nueve días generó preocupación y alarma en los especialistas. Mario Juliano, juez y director de la ONG Pensamiento Penal, explicó en InfobaeTV cuáles son las implicancias legales que tienen estas situaciones colectivas para sus autores.
"Es muy difícil poder alegar la legítima defensa, que sería una causal exculpante de la responsabilidad. En el caso de Rosario, según lo que trascendió en los medios, esta gente atacó a la persona en grupo, dejándolo prácticamente indefenso. Y lo patearon hasta su muerte", explicó Juliano. Esto significa que los atacantes no estaban defendiendo un interés propio o de algún tercero.
"Lo que hicieron es un acto criminal que podría quedar incluso dentro de las figuras agravadas del homicidio calificado (artículo 80 del Código Penal), en este caso por el concurso premeditado de dos o más personas, que está sancionado nada más y nada menos que por la pena de prisión perpetua", señaló el magistrado."Es muy difícil eludir la responsabilidad penal", dijo Juliano, aunque reconoció que en estos casos suele haber un "pacto de silencio" entre los autores para cubrirse entre sí. "No sé si estos padres justicieros podrán contarle a sus hijos sobre las hazañas que hicieron", añadió el especialista en derecho penal.
Si bien considera que el sector de la población dispuesto a acudir a una justicia bárbara es una "minoría", Juliano cree que existen personas "malamente influenciables", por lo que se hace necesario "rechazar estos episodios" con vehemencia: "Debemos recuperar el Estado de derecho, dirimir nuestros conflictos de manera pacífica".
"Estamos en presencia de una violencia clasista, pero no deja de ser una lucha de pobres contra pobres. En este caso se trata de una violencia claramente focalizada hacia un sector de la población: el joven pobre, marginal, que con su sola presencia molesta a una parte de la sociedad".
Sin embargo, opinó Juliano, no sucede lo mismo en el caso de los delitos "de cuello blanco": "Nos preocupa la violencia individual, pero no la estatal, la represiva. No se visualizan con la misma importancia. No tenemos la misma preocupación cuando una persona pasa años presa, va a juicio y termina siendo absuelta. Hay una visión parcializada del conflicto social", advirtió.