El papa Francisco expresó su preocupación por el avance del narcotráfico, principalmente con lo que sucede en el norte de la Argentina, la corrupción y la desigualdad. Lo hizo durante el encuentro que mantuvo con la mencionada magistrada chaqueña en el Vaticano.
La jueza Niremperger contó que en una audiencia que duró alrededor de 40 minutos, el líder de la Iglesia Católica quiso conocer los pormenores de la realidad que se vive en las provincias de Chaco y Formosa y quedó particularmente asombrado por la modalidad utilizada para el transporte de estupefacientes.
"En esta oportunidad hablamos de narcotráfico y de trata", comentó la funcionaria judicial, quien apuntó que el Papa sostuvo la última declaración del episcopado, "que es muy fuerte en cuanto a la toma de posicionamiento respecto de la comercialización de narcóticos en la Argentina".
En declaraciones al diario Norte, Niremperger agregó que Francisco también se mostró preocupado por la corrupción y la desigualdad. "No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad", lamentó Su Santidad.
De acuerdo a lo que reveló la magistrada chaqueña, el Sumo Pontífice hizo una advertencia sobre los efectos que pueden provocar las marcadas diferencias sociales: "Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión".
La inseguridad también fue un tema de conversación entre el Papa y la jueza, quien aseguró que hubo un tramo de la charla que la marcó: "Me impactó escucharlo decir que se reclama en todas partes por mayor seguridad, pero fue contundente cuando dijo que, hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia".
Respecto de la desigualdad y la codicia, Francisco comentó -según Niremperger- que "el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales".
Finalmente la magistrada contó cómo vivió el encuentro y describió lo que le generó el líder de la Iglesia: "Me dejó una enorme energía y una voluntad de lucha inquebrantable, porque me permite saber que no estamos equivocados en cuanto a esta lucha contra estos grandes flagelos…Fue una reunión amena, cordial como hablar con un amigo. Tiene una sonrisa franca, como familiar".