La presidente Cristina Kirchner dio finalmente el visto bueno para mantener vigente el blanqueo de capitales, a pesar de sus magros resultados. La exteriorización voluntaria de la tenencia de moneda extranjera había sido lanzada en mayo de 2013 y apuntaba a obtener originalmente unos u$s4.000 millones, pero no llegó a recaudar más de u$s700 millones, es decir, apenas el 18% de las aspiraciones planteadas. En el esquema instrumentado en 2009, se habían captado, en cambio, 4700 millones de dólares.
Hasta el viernes pasado, según fuentes oficiales, el monto cosechado ascendía a 731 millones de dólares, de los cuales 655 millones correspondían a los Certificados de Depósito para Inversión (Cedines) mientras que los restantes 75 millones fueron aportados por suscripciones al Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade).
Las cifras demuestran que el primer instrumento, dedicado al mercado inmobiliario, resultó ser más atractivo que los Baade, creados para fomentar inversiones en materia energética. De todas formas, en ambos casos, no sirvieron para lograr los objetivos con los cuales fueron lanzados.
El Cedin no pudo reactivar las operaciones de compra y venta de inmuebles, que siguen paralizadas desde la imposición del cepo cambiario, en noviembre de 2011. En el caso del Baade, no se cumplieron las promesas de las empresas de adherir a este instrumento para inversiones petroleras. En Economía especulan con que, luego de haber cerrado el acuerdo con Repsol, esta actitud podría cambiar, publicó el diario La Nación.
El plazo de la segunda prórroga del régimen venció ayer y el Gobierno decidió anunciar a través de la publicación hoy en el Boletín Oficial del decreto 440 la decisión de extender por otros 90 días el sistema por el cual se intenta impulsar la entrada de divisas no declaradas a fin de destinarlas a proyectos que motoricen el mercado interno, tras la sangría de dólares que sufre el Banco Central por la fuga de esa moneda vía turismo, compras al exterior, importaciones y a causa de la falta de confianza de los inversores y de los ahorristas.