"La importación desmedida de productos terminados atenta contra la manufactura nacional, la exagerada intervención en la economía y la toma de empresas por parte del gobierno ha hecho que hoy la capacidad de producción sea menor que hace 10 años: 4 de cada 10 fábricas que había en el país se han visto obligadas a cerrar sus puertas", sostuvo Conindustria en un comunicado que difundió en los medios de comunicación.
La crisis económica en Venezuela no da tregua. La combinación de una inflación que algunos estiman superior al 70% para 2014, una escasez creciente y decisiones totalmente imprevisibles por parte del gobierno de Nicolás Maduro están aniquilando la poca industria nacional que queda.
"Hay una gran cantidad de empresas a las que los proveedores internacionales no les despacharon más los insumos, por lo que no pudieron completar los procesos de producción y tuvieron que dejar de funcionar", dijo Maryolga Girán, presidenta de la comisión laboral de Conindustria, consultada por El Nacional.
Las fábricas que aún no cerraron sus puertas redujeron drásticamente la jornada laboral y suspendieron a gran parte de sus trabajadores, ya que la escasez de materias primas los obliga a trabajar muy por debajo de su capacidad instalada.
La crisis es aún más aguda en algunas regiones del país. Por ejemplo, en el estado norteño de Aragua, el parque industrial se redujo un 30% en los últimos cinco años, según informó Manuel Delgado, presidente de la Cámara de Industriales de la región.
De 1.538 industrias que operaban en 2008, se descendió a 1.100 en 2013. Como consecuencia, de generar 85.000 empleos directos, se pasó a 60.000.
Lo que nadie discute es la responsabilidad del gobierno en el deterioro de la industria. Por un lado, sus férreos controles de precios, que en 2013 llegaron al extremo de expropiar a los comercios que no los cumplen, hacen imposible la sustentabilidad del negocio. Por otro, las restricciones a la compra de dólares que estableció hicieron casi imposible para las empresas importar las materias primas necesarias para su producción.
Pero además instituyó una legislación que
, lo que ha favorecido un aumento sostenido del ausentismo laboral, que subió de 4% a 9% en grandes empresas, y supera el 15% en las medianas.