El régimen chavista evita reconocerlo, pero el desabastecimiento en Venezuela empeora cada día y otra muestra de esto es que el índice de escasez, un indicador que revela el Banco Central de Venezuela una vez al mes, no ha sido dado a conocer desde enero.
Sin la presión de la opinión pública, concentrada en comentar los disturbios y la agresiva y desproporcionada respuesta de la policía antimotines, el Gobierno ha podido pasar de largo, al menos por el momento, este problema crónico.
Pero la semana pasada, en un intento por retomar la rutina del país, trastocada tras cinco semanas de fuertes protestas, el Palacio de Miraflores volvió a hablar del asunto cuando el ministro de Alimentación, Félix Osorio, anunció que se restringirán las compras de alimentos básicos a los clientes de la red de supermercados y ferias del Estado (Mercal, Pdval, Supermercado Bicentenario y Abastos Venezuela).
El plan consiste en tomar los datos y la huella dactilar del cliente para evitar que compre en días consecutivos los productos de la canasta básica, que el Estado casi regala para tratar de lograr el apoyo político.
Sin embargo, en el Gobierno nadie habla de racionamiento y han preferido centrarse en la promesa incierta de que con un carnet -llamado Tarjeta de Abastecimiento Seguro, que empezará a expedirse el 1° de abril- el comprador podrá adquirir lo que necesite. Es el eufemismo que han utilizado para disimular un plan que hace recordar a la Cuba del "período especial".
El ministro Osorio no determinó cuántos días deberán esperar los clientes entre compra y compra -no serán menos de cuatro ni más de siete, según adelantó el viernes en una rueda de prensa-, ni cuándo entrará en vigencia la medida.
Lo que sí dejó en claro el funcionario nacional es que en los comercios bajo administración estatal no se puede comprar alimentos de primera necesidad todos los días. "El que quiera comprar cien pollos que los adquiera en otra parte", afirmó en tono desafiante.
El gobierno de Maduro ha construido un mensaje que invoca el recuerdo de Hugo Chávez para justificar una decisión antipopular, aunque al mismo tiempo apela a una estrategia de marketing para seducir a los clientes: habrá premios y descuentos para los clientes que se anoten en el plan.
El caudillo caribeño solía decir que en el socialismo bolivariano hay que aprender a "vivir viviendo", una expresión con la que invitaba a sus fanáticos a consumir lo necesario y evitar el consumismo, tan consustancial al alma venezolana. "No se necesita comprar dos kilos de azúcar para vivir, y quien lo haga es un bachaquero (contrabandista)", agregó Osorio según publica el periódico El País.
Desde hace más de una década el régimen chavista mantiene regulado el precio de los alimentos básicos y decide en forma arbitraria cuándo y cuánto aumentarlos.
Además no le permite a las empresas que decidan libremente dónde despachar los productos y regula el transporte a través de la Superintendencia de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), que emite una guía de movilización que especifica el destino de la carga en función de sus intereses políticos.
Pero como si todo esto fuera poco, la crisis de abastecimiento ha obligado a Venezuela a importar alimentos terminados que encima tardan mucho tiempo en bajar de los barcos debido a las trabas burocráticas en los puertos.
Esta serie de restricciones explica por qué las góndolas de los supermercados están vacías, y el cambio en el patrón de consumo de los venezolanos. En la actualidad los clientes compran mucho más de los que necesitan, porque no saben cuándo volverán a aparecer los bienes de su preferencia.
La consultora Datanálisis asegura que en la última semana de febrero la escasez de los productos básicos regulados por el Estado llegó al
por ciento.
adelantó su director Luis Vicente León.