Las autoridades de Kiev permanecen en alerta ante el temor de que el referéndum de Crimea, que se celebró este domingo 16 de marzo y en el que se resolvió la independencia con respecto a Ucrania y la anexión a Rusia con 96,6% votos a favor, alimente una ola separatista entre los sectores pro rusos y rusohablantes del país.
Ucrania formó parte de la Unión Soviética y está dividida políticamente en dos, entre los sectores más proclives a Moscú y aquellos más cercanos a Occidente. De hecho, esto es lo que provocó las manifestaciones de principio de año que finalizaron con decenas de muertos y la destitución del mandatario Viktor Yanukovich.
El domingo, día en que la península de Crimea dirimía su futuro, en las ciudades de Jarkov, la segunda más poblada del país, Donetsk, Lugansk y Odessa, sobre el mar Negro, hubo distintos tipos de movilizaciones pro rusas.
En Donest, más de 3.000 personas que llevaban banderas rusas y coreaban consignas como "Viva Rusia" y "Viva Putin" intentaron asaltar la sede de la Fiscalía regional y del Servicio de Seguridad (SBU, ex KGB).
En Jarkov, también hubo marchas pro rusas en la plaza Lenin y frente al consulado de Rusia, donde los congregados pidieron el envío de "tropas de paz" de Moscú, según informaron los medios locales. En la Plaza de la Libertad de esa ciudad, y pese a la prohibición de las autoridades, otro grupo celebró una especie de simulacro de referéndum para "la federalización de Ucrania".
En estas dos ciudades, murieron tres personas debido a los enfrentamientos, de los que participaron manifestantes armados. El ministro de Interior ucraniano, Arsen Avakov, subrayó que las "formaciones armadas deben abandonar las calles" de las ciudades ucranianas.
"¿No entienden que cualquier tiroteo provocado será utilizado como pretexto para la agresión y la ocupación del país?", preguntó a quienes se oponen al desarme de los grupos radicales. Y agregó que invita a los "más activos y combativos a enrolarse en la Guardia Nacional".
Manifestación pro rusa en Odessa
En Odessa, más de 5.000 personas tomaron las calles en apoyo al referéndum de Crimea y en contra de las nuevas autoridades de Ucrania. También había puestos para juntar firmas para descentralizar el poder de Kiev y que el ruso sea considerado una segunda lengua oficial.
Ante este escenario, el primer ministro provisional, Arseni Yatseniuk, había pedido a los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que enviaran delegados a las regiones del este y el sureste del país cercanas a Rusia.
"Quiero decirle la población de Ucrania que el Estado ucraniano encontrará a todos los instigadores del separatismo y la división que se protegen detrás de los militares rusos. En uno o dos años, los hallaremos a todos y los juzgaremos. La tierra arderá bajo sus pies", disparó Yatseniuk ante la ola secesionista.
por el gobierno de Kiev, así como por los Estados Unidos y la Unión Europea, que anunciaron sanciones inmediatas. En cambio, el presidente de Rusia, Vladimir Putin,
en el que acepta la anexión de la península al territorio ruso.