A casi tres años del inicio de la crisis en Siria, el número de niños afectados por la represión de Bashar Al Assad y los enfrentamientos con los rebeldes ascendió a 5,5 millones, según informó este martes el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). De estos, 1,2 millones viven refugiados en campamentos en el Líbano, Jordania, Turquía e Irak, principalmente.
El organismo precisó también que los niveles de violencia y devastación que experimenta la población en Siria son tan elevados que dos millones de niños necesitan tratamiento o seguimiento psicológico.
A esto se suma que miles de menores tienen que realizar todo tipo de trabajos y mendigar, mientras que muchas niñas son empujadas a matrimonios forzados, todo ello "como medio para ayudar a sus familias", de acuerdo con el jefe de Comunicaciones para Oriente Medio de Unicef, Simon Ingram.
"Las heridas escondidas" causadas por la violencia, que está provocando cambios en el comportamiento de los menores, les impide dormir y, "de manera general, comportarse como normalmente lo hacen los niños", agregó.
La violencia armada ha obligado a 2,8 millones de niños a dejar la escuela, lo que, de perpetuarse, tendrá un grave impacto en el futuro y en la reconstrucción del país, según aseguró la representante adjunta de Unicef en Siria, Hamida Lasseko.
En un informe, Unicef calculó que más del 20 por ciento de las escuelas en Siria han quedado inhabilitadas para la enseñanza y que al menos una proporción similar de profesores ha abandonado el sistema escolar.
Sin embargo, la cifra podría ser mucho mayor si no fuera por que el organismo ha conseguido, a través de sus programas, "que 1,4 millones de niños vuelvan a recibir alguna forma de enseñanza" desde que empezó el conflicto, incluidos los refugiados.
Desde el comienzo de la crisis en el país árabe, las escuelas de toda Siria han sido blanco de ataques o bien han sido utilizadas como refugios para la población desplazada. Simon Ingram explicó que, en otros casos, los centros educativos son usados como bases militares, tanto por las fuerzas gubernamentales como por los grupos rebeldes.