Movimientos estudiantiles: la nueva "amenaza" para la izquierda latinoamericana

La crisis en Venezuela dejó al descubierto que los gobiernos socialistas o autodenominados "progresistas" no permiten a estas manifestaciones desarrollarse con libertad, sino que ahora las reprimen por considerarlas un atentado contra sus gestiones

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Reuters
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El escenario en el país caribeño, gobernado por un partido autoproclamado de izquierda desde hace 14 años, muestra claramente que las naciones de la región utilizan con Venezuela una lupa distinta a la utilizada para juzgar a otros países menos afines, como Paraguay, cuando enfrentó una crisis institucional, o a Chile cuando los estudiantes se rebelaron y la mayoría de América Latina no respaldó al presidente Sebastián Piñera.

El giro, según convenga, llevó ahora a los partidos de izquierda a catalogar de "desestabilizadores" a los estudiantes que se manifiestan en las calles de Caracas, cuando tradicionalmente alentaron a los universitarios a sostener sus proclamas.

El presidente chileno, de derecha, también enfrentó grandes movilizaciones de estudiantes, aunque en ese caso no hubo expresiones de la región contra los "desestabilizadores".

Su colega venezolano Nicolás Maduro prefirió "continentalizar" su conflicto interno, pero no lo hará en cualquier lado sino en el organismo creado a medida de la revolución bolivariana: la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), donde no participan Estados Unidos ni Canadá. Y rápidamente Bolivia, Ecuador y el Mercosur expresaron su apoyo al gobierno heredero de Hugo Chávez.

Igual que con Venezuela, Unasur también se había movido rápido cuando en 2010 el gobierno izquierdista de Rafael Correa en Ecuador denunció un intento de golpe de Estado en medio de una situación confusa. Lo mismo sucedió un año antes con el derrocamiento de Manuel Zelaya en Honduras.

Sin embargo, tras la caída de Fernando Lugo en Paraguay se actuó distinto: se puso en duda su democracia y el país fue suspendido del Mercosur, de la Unasur y excluido del mapa político.

Utilizando una herramienta prevista en su Constitución, Paraguay removió a mediados de 2012 a Lugo, quien apenas obtuvo cuatro votos de apoyo en el Parlamento luego de un juicio político. Tras ello asumió un mandatario en forma temporal y convocó a elecciones. Pero Uruguay, Brasil y Argentina no lo aceptaron y sancionaron a Paraguay, sabiendo que por esa vía aseguraban el ingreso de Venezuela al Mercosur.

 AFP 163
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En el caso actual de Venezuela, los comunicados de los países amigos como Argentina alertan sobre los "evidentes intentos de desestabilización". Pero no hablan de detenciones políticas, ni tampoco del accionar ilegal de bandas chavistas como grupos de choque para colaborar con las fuerzas de seguridad que reprimen las manifestaciones.

Ahora son enemigos

Argentina, Brasil, Uruguay y la Bolivia de Evo Morales -todos gobernados por proyectos de izquierda- hoy hacen una lectura distinta sobre el movimiento estudiantil que antes apoyaban.

Los universitarios fueron los primeros en protestar contra el presidente Maduro por la situación de inseguridad, inflación y desabastecimiento de productos básicos que enfrenta la población.

En países socios o cercanos a su pensamiento político, el régimen chavista encontró respaldo de partidos, como el Frente Amplio, que antes de alcanzar el poder también alentaba las manifestaciones estudiantiles, según publica el periódico El Observador.

En Uruguay, con la vuelta de la democracia, uno de los cantos emblemáticos del Frente era: "Con los estudiantes no nos moverán". Pero el FA entiende ahora que en Venezuela se está "ante un nuevo intento de desestabilización" de un gobierno constitucional.

La

Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU), afín a la izquierda, esta vez no se solidarizó

con los jóvenes venezolanos, sino que por el contrario expresó su "enfático rechazo a los intentos de desestabilización perpetrados por grupos fascistas".


AFP
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