La independencia de la región de Cataluña está cruzada por aspectos económicos, políticos y culturales que se remontan a finales del siglo XIX. Ahora, la crisis económica sumada a varias disposiciones recientes del gobierno de Mariano Rajoy en el sentido de una re-centralización del país, han reavivado los ánimos independentistas de la que es la región más rica de España.
Multitudinarias movilizaciones en 2010 y en 2012 han puesto de manifiesto que ya no se trata de una minoría que busca la soberanía, sino que España enfrenta a un movimiento catalán transversal que afecta a todas las clases y sectores sociales, y que podría alcanzar una mayoría. Es este hecho el que ha forzado al gobierno y al parlamento catalán a comenzar un proceso político en el que el pueblo de Cataluña decida en un referéndum si desea quedarse o no bajo la órbita del gobierno de Madrid.
La respuesta del gobierno central no se hizo esperar, y contó con el firme respaldo de la Unión Europea (UE) que esta semana, a través de su vicepresidenta, Vivianne Reding, ha recordado una vez más que en caso de separarse de España Cataluña quedará automáticamente fuera del bloque.
Historia
"El soberanismo (...) se empezó a plantear a mediados del siglo XIX, tuvo su nacimiento político a fines de ese siglo y principios del siglo XX, consiguió el restablecimiento de la Generalitat de Catalunya -ente de gobierno y parlamento propio- durante la Segunda República (1931-1939), fue duramente reprimida por Franco, y finalmente, fue reconocida otra vez durante la transición democrática que, a través de la movilización popular, tuvo que recoger las aspiraciones políticas catalanas, aunque desdibujándolas en un marco constitucional autonómico que regía para toda España".
La explicación sobre la pelea que Cataluña libró por conseguir su soberanía es del profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Figuerola Garreta, que habló con Infobae sobre este tema.
Por su parte, el especialista y profesor de la misma universidad, Arnau González Vilalta, desarrolló los motivos que en el origen motivaron la aparición de los primeros ánimos independentistas: "Durante la construcción del Estado-Nación español del siglo XIX, el centro castellano de España no tuvo la capacidad de imponer por la fuerza su lengua e imaginario nacional a la periferia geográfica con tradiciones históricas diferentes, lenguas y culturas propias -catalanes, vascos, gallegos-."
Referéndum
Ahora, y con un resultado negativo en el congreso español preanunciado, el parlamento catalán se ha lanzado a la realización del referéndum. La negativa cerrada del gobierno y las amenazas de la UE sobre que Cataluña podría quedar fuera del bloque, no han desanimado al pleno del parlamento local que insiste con su soberanía.
Los especialistas coinciden en que en términos de estrategia, la decisión no ha sido en vano.
"Sirve para evidenciar la nula voluntad del Estado para hallar una solución política y democrática a las dificultades históricas de encaje de Catalunya en el país, al tiempo que sirve para hacerlo patente ante la comunidad internacional", explicó Jordi Casassas Ymbert, quien es catedrático de la Universidad de Barcelona, en el área de Historia Contemporánea.
Por su parte, González Vilalta agregó que la posibilidad de que la iniciativa prospere o no, será "un termómetro que tomará la temperatura democrática de España". Y agregó que la única forma de que el referéndum se realice es "si la sociedad catalana y su Parlamento sitúan al poder político constitucional español ante el dilema de cerrar los colegios electorales" para que éste no se realice.
"Puede que no prospere este referéndum", dijo Figuerola Garreta, "pero de ninguna manera, en democracia, se hace callar a la población tan fácilmente", agregó.
"La situación en Cataluña, tal y como está, es insostenible políticamente", enfatizó el académico.
Crisis económica en España, ¿un impulso hacia el independentismo?
"Mi opinión es que no hay una relación de causa-efecto (...) Puede ser que la crisis económica haya hecho patente la dificultad de financiación de una economía que es la motora de la española. Pero en el fondo, éste es un fenómeno político que tiene que resolverse políticamente", aseguró Figuerola Garreta.
Casassas Ymbert por el contrario, fue enfático en sostener para Infobae que la crisis global ha hecho más patente aún la situación desfavorable en la que se encuentra Cataluña en relación a la mayoría de las comunidades autonómicas, "hasta el punto de hacer peligrar su desarrollo económico y su bienestar social".
"Los recorte presupuestarios que se han debido realizar en España se adelantaron en Cataluña y han sido más brutales que en comunidades menos desarrolladas".
Todos coinciden en este punto, en que el peso de Cataluña en el equilibrio económico español es significativo, y que de ninguna manera el gobierno de Mariano Rajoy puede darse el lujo de concederle voluntariamente la autonomía a la que es la región más rica del país.
"La crisis ha evidenciado que la permanencia catalana en España es un mal negocio económico, político y psicológico", agregó González Vilalta.
Todo estas afirmaciones sin contemplar no obstante, las posibilidad de un Estado Catalán independiente y su lugar económico en Europa.
Fin de ciclo
En el fondo de este rebrote soberanista hay algo más que se pone en juego no sólo para Cataluña sino también para toda España. Se trata de la mismísima Transición, que terminó con el régimen dictatorial de Francisco Franco dando lugar a un gobierno constitucional. En dicho período, se definieron los estatutos autonómicos del territorio español.
"Se ha roto el 'consenso' de la Transición, a través del cual Cataluña tendría reconocidas sus singularidades -la lingüística como una de las principales- y un autogobierno. A partir del segundo gobierno de José María Aznar se ha iniciado un proceso de re-centralización política que anula todo lo conseguido antes", opinó el especialista Figuerola Garreta.
"La crisis de la Transición y de los Pactos de la Moncloa, y la visión generalizada de dicha crisis se debe a una posición inmobilista de la clase dirigente madrileña; (...) esto puede resultar explosivo", afirmó por su parte Casassas Ymbert.
González Vilalta va todavía más allá en su diagnóstico: "
. La cuestión catalana es un elemento crucial de una
en la que la gestión pública, la existencia de los partido políticos, la Familia Real española, y la confianza de la sociedad en sus gobernantes está en juego.
nacido del pacto entre las élites franquistas y los moderados de la oposición a la dictadura es lo que
", sentenció.