Fue en la homilía de esta mañana en Casa Santa Marta cuando, al comentar el Evangelio, afirmó la belleza del matrimonio y advirtió sobre la necesidad de acompañar y no condenar a quienes experimentan el fracaso del amor.
Recordó cómo los doctores de las leyes trataban de ponerle trampas a Jesús para "quitarle autoridad moral". Los fariseos, dijo, se presentaban a Jesús con el problema del divorcio; su estilo es el de siempre, la casuística, "¿es lícito esto?".
"Siempre el caso pequeño. Esa es la trampa: detrás de la casuística, detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa. ¡Siempre! Contra la gente, contra nosotros, contra Dios, ¡siempre!", agregó y puso como ejemplo las preguntas que los doctores de las leyes hacían a Jesús: "¿Es lícito esto o no? ¿Repudiar a la propia esposa?".
Jesús, recordó el Papa, respondió preguntándoles a ellos qué decía la ley de Moisés. Pero de la casuística fue al centro del problema, al día mismo de la creación. Y citó: "Del inicio de la Creación, Dios los hizo hombre y mujer, por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y los dos se convertirán en una sola carne. Así ya no serán dos, sino una sola carne".
El Señor "se refiere a la obra maestra de la Creación" que son el hombre y la mujer, dijo Francisco, y Dios "no quería al hombre solo, (sino) con su compañera de camino".
Es poético el momento en que Adán encuentra a Eva, consideró. "Es el inicio del amor: vayan juntos como una sola carne".
El Señor, insistió, "siempre toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la revelación". Y no se queda allí, sino que compara ese amor entre el hombre y la mujer con el que Él tiene por su pueblo. Al punto que, "cuando el pueblo no le es fiel, Él le habla con palabras de amor".
"¡Esta es la historia del amor, esta es la historia de la obra maestra de la creación! exclamó el Papa. Y frente a este recorrido de amor, la casuística cae y se convierte en dolor. (...) Pero cuando este amor fracasa, porque muchas veces fracasa, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a las personas que han tenido este fracaso en su amor. ¡No condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación".
"Cuando uno ve cuán bello es el amor, cuán bello es el matrimonio, la familia y este camino (y ve también) cuánta cercanía hay que tener con los hermanos y hermanas que en la vida han tenido la desgracia de un fracaso en el amor".
"Debemos estar atentos a que no fracase el amor", agregó en referencia a Cristo y su Iglesia. "No se puede entender a Cristo sin la Iglesia ni a la Iglesia sin Cristo. (...) Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de entenderlo y la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de la Ley", fue su exhortación final.
Llamativos conceptos los de Francisco esta mañana, particularmente en momentos en que crece la expectativa de que el próximo Sínodo sobre la Familia que el papa Bergoglio ha convocado para el mes de octubre próximo, flexibilice la norma actual que priva de la comunión a los divorciados vueltos a casar.
Es también muy notable la referencia crítica a la casuística, un método de análisis que suele atribuirse a la orden de los jesuitas, a la cual perteneció el Papa.