Cuando Pedro Agustín Román Martínez consiguió tres mil pesos, pudo mejorar un poquito la precaria vivienda que compartía con su hija de seis años en una villa miseria del Gran Buenos Aires.
Corría el año 2008 y este humilde trabajador paraguayo, que desde hace años vive en la Argentina, cobró ese dinero –según declaró este jueves en la causa en la que se investiga el enriquecimiento ilícito de Ricardo Jaime- de parte de Silvia Elena Reyss, la por entonces pareja de quien manejó el área de Transporte en los primeros seis años del kirchnerismo.
El hombre recibió esos tres mil pesos a cambio de firmar unos papeles. Román Martínez se ganaba su sueldo como empleado en un garaje, en la calle Esmeralda al 1300 y allí le estacionaba el auto a Reyss. Apremiado por la situación económica le pidió trabajo a la mujer, quien se presentaba como gerenta de Trenes de Buenos Aires (TBA), la empresa que explotaba ferrocarriles y que estaba bajo la vigilancia de Jaime. Infobae consultó a fuentes de TBA que negaron que Reyss haya trabajado allí.
La señora no le dio trabajo pero le ofreció a Román Martínez un negocio a cambio de firmar unos papeles. Lo hizo ir hasta una concesionaria de autos de San Isidro. El hombre viajó desde Monte Chingolo, donde vive en un barrio precario, al lujoso San Isidro para firmar la documentación. Cuando salió Reyss le dio un sobre con los tres mil pesos. Román Martínez se había transformado en propietario de un Honda Legend 0Km. Y ni siquiera había terminado el techo de su casa y padecía frío en invierno y extremo calor en verano.
Román Martínez probablemente no sabía que lo que estaba firmando era la propiedad de un vehículo que los dueños reales no podían justificar. Tampoco imaginaba, seguramente, que cuatro años más tarde, al intentar conseguir un trabajo para ganarse el pan e ir a tramitar el certificado de reincidencia se lo impediría el registro de un pedido de captura porque en 2011 no se había presentado a declarar como testaferro de Ricardo Jaime, el ex secretario de Transporte del kirchnerismo.
En diciembre pasado fue detenido al intentar hacer un trámite que se realiza para conseguir un trabajo: iba a sacar el certificado de reincidencia. Detectaron que tenía un pedido de captura y lo llevaron a declarar frente al juez Sebastián Casanello, quien investiga a Jaime y sus testaferros por enriquecimiento ilícito.
La sospecha de los investigadores es que Martínez fue utilizado por Reyss para ocultar la compra del auto debido a que ni ella ni Jaime podían justificar los fondos con los que se adquirió el Honda.
Asistido por el defensor oficial Juan Hermida, Martínez presentó hoy por la mañana un escrito en el que contó con lujo de detalles lo sucedido. Y admitió haber firmado los papeles por una situación de extrema pobreza y necesidad.
La información sobre la existencia del auto Honda Legend patente HVG 770 valuado en unos 50 mil dólares llegó hasta la causa por enriquecimiento ilícito de Jaime a través de los ex diputados de la Coalición Cívica Elisa Carca y Juan Carlos Morán. Ambos denunciaron la maniobra que comenzó a ser investigada por el fiscal Carlos Rívolo, quien interviene en la causa.
En Tribunales, a fines de 2010, Guillermo Chetta, dueño de la concesionaria, explicó que el auto fue patentado a nombre de Roman Martínez, pero en realidad lo había reservado Reyss. Cuando fue detenido y llevado ante el juez Sebastián Casanello, Martínez se negó a declarar y fue liberado. Hoy volvió a los Tribunales y contó la verdadera historia.
La confesión de Martínez revela una de las caras más detestables de la corrupción: la utilización de gente muy humilde que, a cambio de unos pesos, firma papeles sin conocer qué le puede suceder. En la investigación por enriquecimiento ilícito de Jaime, esa operatoria se repite. Trabajadores carenciados, en general apremiados por la situación económica y familiar fueron utilizados por la estructura de negocios del ex secretario de Transporte para ocultar operaciones hechas con dineros oscuros producto de la corrupción en el manejo del Estado.