Rafael Correa citó a todos su ministros al Palacio de Carondelet y, a puertas cerradas, recibió las renuncias de todos ellos, tal y como lo había pedido en las últimas horas. Para el mandatario, hay una "crisis de gabinete" que obedece a los magros resultados en las municipales del 23 de febrero. Desde la Presidencia, adelantaron que no habrá más pronunciamientos públicos hasta que los cambios se hayan concretado.
"Yo presenté mi renuncia y esperemos que en los próximos días se tome la decisión", declaró antes del encuentro con Correa el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, en declaraciones divulgadas por el diario estatal El Telégrafo.
En las elecciones del domingo, la oposición conquistó las alcaldías de las mayores ciudades ecuatorianas, incluidas la de Quito y la de la andina Cuenca (sur), bastiones del oficialismo. El mismo día, el jefe de Estado admitió el revés político de su movimiento Alianza País y advirtió que habría modificaciones en su gobierno.
Correa, cuyo período se extenderá hasta 2017, había acumulado siete victorias electorales consecutivas desde su llegada al poder, en enero de 2007. El año pasado fue reelegido en primera vuelta y logró mayoría legislativa.
"Correa no ha logrado endosar su popularidad a los candidatos municipales y esta derrota demuestra que su movimiento no necesariamente se ha consolidado y que los ecuatorianos seguimos votando más por personas que por ideologías", explicó Daniel Montalvo, director del Centro de Estudios Globales de la Universidad San Francisco.
Más allá del resultado, el analista sostuvo que Correa hizo una apuesta arriesgada al convertir esta elección en un anticipado voto de confianza o censura de su gobierno, cuando todavía restan tres años para las presidenciales. El mandatario está inhabilitado por ley para presentarse para un nuevo período.