Democracia, una conquista en "proceso de desgaste" en América Latina

A pesar de haber dejado atrás las dictaduras, la región aún presenta alarmantes índices de desigualdad, pobreza y descontento social. Libertad económica, jurídica y de expresión, bajo la lupa

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 EFE 163
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La democracia ha sido una conquista de América Latina tras vivir buena parte del siglo XX bajo regímenes dictatoriales. Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia y Uruguay son algunos de los países que padecieron la interrupción de los ciclos constitucionales.

Tras más de 20 años del fin de la última dictadura en Chile, la región se embarcó en un ciclo de gobiernos elegidos en elecciones libres, pero la democracia en América Latina está todavía lejos de ofrecer las soluciones que sus sociedades necesitan.

Enormes desigualdades, alarmantes índices de pobreza y descontento social atraviesan a la mayoría de los países. "El gran problema de la democracia en América Latina es que la educación no ha mejorado, la información no está siendo diseminada adecuadamente. Hay más herramientas de información, pero los receptores no están siendo adecuadamente educados", explica Pedro Tuesta, analista económico.

Aunque reconoce también que "en términos generales América Latina ha mejorado muchísimo". "Por lo menos se puede discutir. Hace tres o cuatro décadas era imposible discutir ciertos temas", analiza.

Héctor Schamis, en tanto, señala que "la democracia en la región está en un proceso de desgaste profundo". "No es solamente como  se cuentan los votos. También cuál es el escenario anterior al día de la elección", explica el profesor argentino de la Universidad de Georgetown.

El académico citó el ejemplo de la última elección en Venezuela, que los más férreos defensores del modelo tildaron como la más "transparente" del mundo. "La relación de tiempo al aire entre Maduro y Capriles fue de 25 a 1. A lo mejor los votos se contaron bien, pero eso no es una elección ni libre, ni limpia, es una elección con reglas de juego desiguales".

Además, los índices de libertad económica, jurídica y la libertad de expresión presentan marcados contrastes en la región.

 Twitter Delcy Rodríguez 163
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Falta de independencia judicial

De acuerdo al informe de Independencia Judicial, elaborado por el Foro Económico Mundial, Venezuela (142) se encuentra en el último puesto de este ranking, mientras el segundo peor ubicado es Argentina, en el puesto 124.

Los gobiernos de Nicolás Maduro y Cristina Kirchner se perciben como los que más avanzaron en el avasallamiento de la Justicia. Muestras de ello pueden citarse con la decisión del gobierno venezolano de arrestar al fundador del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, y acusarlo de las muertes que no fueron cometidas por él.

En el caso argentino, la destitución de un fiscal que investigaba a un empresario allegado a la presidente Cristina Kirchner, ha generado una importante polémica.

"Cuando no hay independencia del poder judicial ese es un sistema en el que el gobierno nunca pierde un juicio. Y en un sistema donde un gobierno no pierde un juicio es cualquier cosa menos democracia", asevera Schamis, quien cita el caso del caricaturista ecuatoriano, Xavier "Bonil" Bonilla, sancionado por la Superintendencia de la Información y Comunicación por una caricatura que molestó al presidente Rafael Correa. Y quien, posteriormente, debió pedir disculpas al mandatario.

"Eso es autoritarismo puro", considera el académico.

En cambio, países como Chile (24) y Uruguay (28) presentan los mejores estándares de independencia judicial, mientras que Brasil (71) y Colombia (81) están más atrás y deberían mejorar.

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¿Libertad económica?

Las protestas de Venezuela están relacionadas con la acuciante inseguridad que la sociedad padece, pero las cifras de inflación que el gobierno admite en 56% para 2013, junto a una escasez sin precedentes de productos de primera necesidad, han impulsado a los ciudadanos a tomar las calles.

En Argentina, días pasados el gobierno presentó un nuevo índice de inflación que arrojó en enero un incremento de 3,7%. Los datos contrastan con la metodología anterior, que en 2007 fue manipulada por las autoridades argentinas para mostrar tasas de inflación que ningún ciudadano aceptaba. En 2013, el gobierno de Cristina Kirchner informó que los precios habían subido un 10,9% en todo el año, casi un tercio de lo que realmente había ocurrido.

El índice de libertad económica de la Heritage Foundation ubica también a Venezuela y Argentina como los países con peores resultados. El país gobernado por el cada vez más cuestionado Nicolás Maduro se encuentra en el puesto 175 sobre 178 países medidos; Argentina, por su parte, se encuentra en el 166.

Según Tuesta, en Argentina "no hay libertad económica porque los comerciantes no pueden elegir los precios ni disponer de los insumos". "En el caso de los consumidores, estos tienen restricción al acceso de bienes", completa.

Esas restricciones alcanzan al mercado cambiario. Ambos países prácticamente prohíben la compra de divisas. "Los cepos de Argentina y Venezuela atentan contra la libertad económica, contra la democracia; porque si no hay libertad económica, no hay democracia", reflexiona Tuesta.

El especialista apunta que, tarde o temprano, estos modelos restrictivos tendrán un punto final. Aunque advierte que se puede dar "por las buenas o por las malas". "Por las malas es que termine por explotar todo. Por las buenas sería un cambio de rumbo de los gobiernos", afirma.

Chile, Colombia y Uruguay, en tanto, vuelven a ubicarse en lo más alto.

La prensa como enemigo

Los medios de comunicación siempre han tenido un rol crítico con el poder. En países de tradición democrática, la prensa ocupa un espacio de relevancia para la sociedad, donde el periodismo actúa como el espacio natural de denuncia.

Ecuador, Venezuela y Argentina en primer lugar, pero también Brasil y Bolivia han tenido en la prensa a un enemigo al que acusan de conspirar contra los proyectos políticos que lideran sus presidentes.

Los proyectos de regulación de los medios tienen en Argentina, Ecuador y Venezuela uno de los "principales logros" de sus gobernantes.

En esa línea, Schamis remarca la contradicción entre el relato de la "conspiración de los medios" y la duración de que han tenido los gobiernos "enemigos" de la prensa. En tal caso, menciona las gestiones de Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia, "que ya han estado en el poder por más de diez años".

     "La construcción del enemigo es funcional para ocultar las propias incompetencias"

"Esta construcción del enemigo es funcional para ocultar las propias incompetencias y las propias irregularidades en el acto de gobernar", sostiene el académico de Georgetown. Y añade: "Es una estrategia de conservación de poder".

Por esto, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en la 69ª Asamblea General celebrada en el pasado mes de octubre, condenó "la persecución" a la prensa en América Latina.

"El acaparamiento de medios de comunicación por parte de gobiernos autócratas, la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación de Ecuador y la persistente carencia de acceso a la información pública en varios países fueron, entre otros, los mayores escollos para la libertad de prensa en el hemisferio occidental durante el último semestre", fustigó el organismo internacional.

"La libertad de prensa también se vio afectada por la coacción económica en diversas formas, como la adquisición masiva de medios de comunicación por parte de los gobiernos, ya sea directamente o a través de personas afines a estos en Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Argentina, para convertirlos no en medios de función pública, sino en herramientas de propaganda partidista e ideológica", agrega el informe final de la SIP.

Tuesta considera que la presión que los gobiernos de algunos países ejercen sobre la prensa es "una actitud anti democrática".

"El gobierno tiene el derecho de defenderse, pero no tiene el derecho de utilizar argumentos para cerrar determinados medios", fustiga Tuesta. Y concluye: "Cualquier cosa que signifique reducción de flujo de información es considerado algo anti democrático".

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