"Y me sentiría mal como comunicador si no la compartiera con ustedes: en Roma, la noticia de hoy es la alegría extraordinaria que se vive porque en la plaza de San Pedro se reedita el Evangelio de Jesús", dijo Ortiz, sacerdote jesuita argentino responsable de la programación en castellano de Radio Vaticano, en el transcurso de una charla en la Universidad de El Salvador, en Buenos Aires.
"Se vive un espíritu de alegría intensa, que nos invita a entrar en la dimensión espiritual, mística, de un contacto, un encuentro con Jesús. San Juan de la Cruz dice que la mística es para cualquier persona, es la experiencia sensible de Dios", agregó.
A las audiencias generales asisten unas 70 mil bien acomodadas en plaza de San Pedro, explicó, y unas 90.000 "apiñadas", pero con frecuencia llegan a 120 mil, y entonces desbordan sobre la vía de la Conciliazione, a casi 300 metros de donde está el Papa, al que ven por pantalla gigante.
"Concentrada como el gato que va a cazar pajaritos"; así describió a la multitud. La gente está pendiente de los monitores, participando, respondiendo si el Papa les pregunta algo, contó. Terminada la audiencia, sigue la concentración para el momento del paso del jeep del Papa. De ida y de vuelta. Nadie parece apurado por dejar el lugar. En los monitores se ve después el saludo a los enfermos. Recién cuando desparece Francisco de las pantallas, la gente empieza a pensar en irse. Pero no sin antes pasar por el lugar donde estuvo el Papa para sacarse fotos allí.
"Por esto considero que la noticia más relevante es que la plaza de San Pedro es el epicentro de la revolución sostenida por el Papa que pasa por el espíritu de alegría, del encuentro, de la reconciliación. De la mística", insiste.
Como en Tierra Santa
Y va más allá, llegando a definirlo como una reedición del Evangelio: "El sucesor de Pedro en interacción con la gente. Esta realidad semanal y cotidiana, resulta un espectáculo conmovedor, emocionante. Es imagen por un lado, pero hay algo más importante, esencial, vital, que sostiene ese espectáculo, lo que en realidad genera tanto entusiasmo, lo que pasa por el alma de ese pueblo en interacción con Francisco. Es una reedición del Evangelio de Jesús en San Pedro. Multitudes seguían a Jesús. Es lo que vive la familia católica en Roma. Lo que pasó en Tierra Santa está pasando en Roma. Pero lo más importante es la curación de la falta de esperanza, de la falta de sentido de la vida. La alegría del encuentro: en Tierra Santa con Jesús, en Roma con Francisco".
Destacó como elemento clave de este fenómeno comunicacional la capacidad del Papa para colocarse en una dimensión muy personal, incluso en medio de la multitud. "Es el encuentro de todos y cada uno con una persona que te reconoce como persona- explica Ortiz. Estamos habituados al maltrato, a que nos usen y nos tiren, y de pronto hay alguien que sale a recibirte, que abre puertas, sin protocolo, alguien que te mira con amor, te llama por tu nombre, te pregunta cómo estás, te escucha, te abraza, te besa sin asco, sin juzgarte, te bendice y así te devuelve la conciencia de tu enorme dignidad como persona y como hijo de Dios".
"Su mensaje es la predicación esencial de lo que Dios quiere del hombre: tienen que ser felices porque yo los amo. Todos pueden recomponerse. Tratá de hacer las cosas bien porque yo te quiero. Eso te constituye como cristiano, a vos, a cada peregrino, te recuerda tu dignidad y te da pertenencia a una familia", agrega Ortiz.
Y cuenta que Bergoglio todavía llama a un colaborador y le dice: "Tenemos que hacer esto, ¿vos cuándo podés?". "¿Cómo cuando puedo? ¡Sos el Papa, puedo en cualquier momento!", bromea Ortiz.
"Cuando Francisco te está escuchando, no está haciendo otra cosa. Él propicia con su propio cuerpo y vida el encuentro entre personas que se reconocen, se aman, comparten dolor y esperanza. Este encuentro genera Iglesia, visible, real, concreta.", sigue diciendo.
Por qué no es idolatría
El padre Ortiz admitió que no falta quien señale que esto "puede confundirse con la veneración a los ídolos modernos, de la música, del deporte, incluso religiosos".
¿Por qué no es así? "Porque la gente percibe que Francisco no está haciendo una función, está ahí, se entrega, con su pulmón y medio, su renguera, que no es por los pies, sino por la columna. No sé cuánto le cuesta levantarse a la mañana por sus huesos, con sus 77 años. Pero un día entró a la Plaza, mojándose bajo la lluvia, se veía cómo le chorreaba el agua por la cara, se la secó con un pañuelo y listo."
"Otros dicen '¿y esa sonrisa? Se ve que está contento porque siempre quiso ser Papa...' No, es la alegría del encuentro con Jesús y la gente. Francisco transparenta a Jesús, eso es lo que atrae, pero no es un ídolo, ni siquiera religioso. Pontífice quiere decir puente, también vicario, el que ocupa el lugar de Él. La gente quiere ver, tocar, al vicario de Cristo en la tierra, porque percibe que aquello es evangélico, dar la vida. Es testimonio. Es un pontífice martirial porque, aunque no lo maten, él está dándose, entregándose cada día. Pero esto no es idolatría, entusiasmo de ingenuos. El centro no es Francisco, sino Dios, él es su representación. Insisto, la alegría es porque Francisco transparenta a Cristo".
Frente al contraste de la expresión adusta y seria que Jorge Bergoglio solía tener en sus apariciones públicas en Argentina y la constante sonrisa que ahora exhibe en Roma, Ortiz asegura que siempre fue feliz entre la gente. Así era en Luján, en Liniers, en cada encuentro con los fieles.
"Pero con nosotros –dice Ortiz, que ingresó a la Compañía de Jesús en 1979 cuando Bergoglio era provincial y sirvió bajo sus órdenes en una parroquia en San Miguel- era duro y exigente para que nos metiéramos con la gente, que nos embarráramos, que les dedicáramos el máximo de nuestro tiempo".
Lo mismo debería ser ahora a nivel planetario. En palabras de Ortiz: "Del espectáculo hay que pasar a la respuesta. Porque Francisco también les está hablando a los obispos, a los sacerdotes. Hagan ustedes en cada diócesis lo que yo hago aquí en San Pedro con la gente que viene a verme."
El mensaje y sus tergiversaciones
Consultado acerca de si hay preocupación en Francisco y en su equipo de comunicación por las tergiversaciones que a veces se hacen del mensaje, atribuyéndole al Papa cosas que no dijo –como en el episodio con el director de La Repubblica, Eugenio Scalfari-, Ortiz respondió: "Hay riesgo porque el Papa dice, habla, responde a entrevistas, pero él mismo aclaró en su primera exhortación apostólica –Evangelii Gaudium- que siempre debemos ir a lo esencial del Evangelio. El Papa no habla de pormenores, habla de lo esencial".
Y leyó entonces un fragmento del documento que vale la pena reproducir: "En el mundo de hoy, con la velocidad de las comunicaciones y la selección interesada de contenidos (...), el mensaje que anunciamos corre más que nunca el riesgo de aparecer mutilado y reducido a algunos de sus aspectos secundarios. De ahí que algunas cuestiones que forman parte de la enseñanza moral de la Iglesia queden fuera del contexto que les da sentido. El problema mayor se produce cuando el mensaje que anunciamos aparece entonces identificado con esos aspectos secundarios que, sin dejar de ser importantes, por sí solos no manifiestan el corazón del mensaje de Jesucristo. Entonces conviene ser realistas y no dar por supuesto que nuestros interlocutores conocen el trasfondo completo de lo que decimos o que pueden conectar nuestro discurso con el núcleo esencial del Evangelio que le otorga sentido, hermosura y atractivo.(...) Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, (...) el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad (...)".
Sobre los casos de pedofilia, y en referencia al insólito documento reciente de un Comité de la ONU, dijo que muchas veces están inflados por la industria del juicio, en particular en Estados Unidos, donde con frecuencia, aún antes de que se pruebe la culpabilidad o inocencia de un sacerdote, algunas diócesis prefieren pagar la indemnización y frenar el escándalo.
Argentina, en el Bicentenario
Toda el área de comunicación está sufriendo una auditoria, confió Ortiz –"que algunos reciben con más cola de paja que otros", bromeó- para ver qué se puede coordinar y ahorrar, entre los diferentes servicios, la Radio, el diario L'Osservatore romano, etcétera. "Tengo confianza en que Francisco tomará una decisión sobre la base del discernimiento apostólico y no financiero", señaló al respecto.
"Necesitamos de Radios que bajen nuestra señal para difundir la voz del Papa, dijo Ortiz al concluir la charla [para lo cual hay que comunicarse a hispano@vatiradio.va o latam@vatiradio.va]. Incluso si nos dan un espacio entre dos emisiones que critican a Francisco, no importa, el mensaje se transmite", ironizó.
Recordó que Bergoglio expresó su deseo de venir en 2016 a la Argentina. "Está relacionado a que pasen las elecciones", dijo. Pero también a que "es el cierre del Bicentenario de la Argentina", ya que se cumplen los 200 años de la Independencia.