Las fuertes tormentas no dan tregua en Sudamérica, que además de los 140 muertos y los 125.000 damnificados, afronta pérdidas materiales millonarias. El país más afectado es Bolivia, donde el sábado murieron 14 personas -entre ellas, seis niños- al desmoronarse un cerro sobre el pueblo de Morochata, en el centro del país. Las víctimas quedaron sepultadas bajo el lodo y las autoridades sólo pudieron rescatar cuatro cuerpos.
En total, en el país, fallecieron al menos 54 personas desde que comenzó la temporada de lluvias, que va de octubre a marzo. Además, se contabilizan cuatro desaparecidos y casi 47.000 familias afectadas. Desde fines de enero, rige la emergencia nacional, decretada por el gobierno de Evo Morales. Las tormentas también provocaron millonarias pérdidas en los sectores agrícola y ganadero.
En Perú, las inundaciones de las últimas dos semanas han dejado cerca de 3.000 damnificados, 7.221 afectados, 592 casas destruidas y 1.383 hectáreas de cultivo perdidas, entre otros daños materiales, de acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Defensa Civil, divulgado este lunes.
Perú
Junto con el envío de ayuda humanitaria para la población y la declaración de emergencia para que se agilicen las labores de asistencia, el gobierno de Ollanta Humala decidió fumigar las casas y albergues dañados por las lluvias para evitar la propagación del dengue y el aumento de enfermedades diarreicas y respiratorias.
Los temporales también alcanzaron a la Argentina, donde causaron la muerte de 16 personas y afectaron a otras 2.000, que tuvieron que evacuar sus hogares debido a las inundaciones. En Buenos Aires, las inclemencias climáticas de esta semana provocaron problemas de tránsito e interrupciones en los servicios de metro y trenes, mientras que en los aeropuertos de Aeroparque y Ezeiza se suspendieron 14 vuelos.
Argentina
Uruguay
En Uruguay, también hubo tormentas, si bien este lunes el tiempo comenzaba a mejorar. Las fuertes precipitaciones de los últimos cinco días perjudicaron a más de 3.000 personas, que se vieron forzadas a evacuar sus viviendas y a refugiarse en gimnasios, escuelas y liceos, donde se montaron campamentos de emergencia para darles cobijo, alimentos y cuidados sanitarios. El sector agropecuario uruguayo, al igual que el boliviano, registró "pérdidas importantes" en los cultivos de papa, arroz, verduras de hoja y frutas.
En Brasil, la emergencia por las lluvias y el granizo en once municipios de cinco estados se contrapone con la intensa sequía que afecta al resto del país. A fines de diciembre, el gigante sudamericano sufrió tormentas e inundaciones en Minas Gerais y Espírito Santo, que generaron una gran movilización de recursos por parte del gobierno de Dilma Rousseff. Hubo 48 muertos en esos dos estados y otros 22 en San Pablo, más 70.000 damnificados.
Brasil