El millar de manifestantes que irrumpió este jueves en la Estación Central de trenes, metro y autobuses de Río de Janeiro exigían que se detuviera una nueva alza del precio del boleto de autobús. Muchos de ellos llevaban el rostro cubierto, estaban armados con palos y arrojaron piedras a la policía, que evacuó rápidamente el lugar con bombas de gas lacrimógeno.
Una calle de acceso a la terminal fue bloqueada con una barricada en llamadas. No obstante, de acuerdo con la agencia de noticias AFP, no todos los presentes habían ido a confrontar y muchas personas que protestaban pacíficamente fueron golpeadas por las fuerzas de seguridad.
"No habrá Copa ni aumento" del boleto, gritaban los manifestantes, que también denunciaron el elevado gasto en la organización del Mundial de Fútbol 2014 en perjuicio de las inversiones en salud, educación y transporte público.
"¡Queremos trenes con el patrón FIFA!", "Go home, Neymar (jugador de la selección y el FC Barcelona)", "Tres reales (por boleto) no pago", decían algunas de las pancartas.
La manifestación fue convocada por el Movimiento Pase Libre (MPL) para protestar por el alza del 9 por ciento en la tarifa de autobús en Río de Janeiro, que pasará de 2,75 (u$s1,15) a 3 reales (u$s1,25) a partir del próximo sábado. El aumento fue autorizado por el alcalde Eduardo Paes, según informa el periódico Estadão.
En junio pasado, el aumento de las tarifas de autobús fue lo que desató masivas manifestaciones durante la Copa Confederaciones, cuyas reivindicaciones incluyeron luego la lucha contra la corrupción de la clase política y mejores servicios públicos.
Finalmente, tras decenas de protestas, que en su clímax sacaron a millones de brasileños a las calles y muchas de las cuales terminaron con enfrentamientos violentos con la policía, las autoridades dieron marcha atrás y regresaron a los precios anteriores para calmar los ánimos.
Brasil será escenario de la Copa del Mundo en junio próximo y una de las mayores preocupaciones del gobierno de Dilma Rousseff es contener posibles protestas y estallidos sociales. Por el megaevento internacional, millones de turistas y delegaciones de decenas de países viajarán a las principales ciudades brasileñas, incluida Río de Janeiro. Además, Río albergará los Juegos Olímpicos de 2016.