Al menos 26 personas, entre ellas 11 niños, murieron este lunes en nuevos bombardeos con barriles de explosivos lanzados por el ejército sirio contra la ciudad de Alepo (norte), informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Doce hombres, once niños y tres mujeres perdieron la vida en estos bombardeos lanzados por tercer día consecutivo contra barrios controlados por los rebeldes en el este de Alepo, ex capital económica de Siria. Unas 36 personas murieron el domingo y 85 el sábado en ataques del mismo tipo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG que se basa en un amplia red de activistas y médicos en toda Siria.
Estos bombardeos han provocado un éxodo masivo de la población civil, añadió el director del Observatorio, Rami Abdel Rahman. "Los habitantes de los barrios (afectados) comenzaron a huir hace tres días, a medida que se aceleraba el ritmo de los ataques con barriles de explosivos", indicó a la AFP.
"Algunos huyeron a Turquía, pero muchos de ellos no tienen a dónde ir excepto a los sectores del oeste de la ciudad controlados por el régimen", añadió. Una fuente de seguridad en Damasco confirmó el éxodo de los civiles hacia sectores de la ciudad controlados por el Gobierno y fotógrafos de la AFP observaron largas filas de espera en puntos de control que separan los barrios controlados por los rebeldes de los que están en manos del régimen.
Frustración internacional por la falta de avances
La situación en Damasco es cada vez más crítica. Después de casi tres años de enfrentamientos, la lucha armada aún no acaba y un acuerdo entre las partes parece algo todavía muy lejano.
El último fin de semana finalizaron las negociaciones entre el régimen de Bashar Al Assad y la Coalición Nacional siria de los rebeldes, celebradas en Ginebra. Las autoridades lamentaron los pocos avances que hubo durante los diez días de diálogo. Aunque para algunos analistas fue un comienzo importante.
"Lamento decirles que no obtuvimos resultados tangibles durante esta semana", declaró el viernes el ministro de Exteriores sirio, Walid Mualem, al culminar las conversaciones en esa ciudad de Suiza.
Pese a las insistentes presiones del enviado de la ONU y la Liga Árabe, Lakhdar Brahimi, y de los patrocinadores del encuentro, Rusia y Estados Unidos, las delegaciones del Gobierno y la oposición no lograron ponerse de acuerdo sobre ninguno de los puntos tratados.
No se decidió un alto el fuego, nunca se empezó a hablar de un posible gobierno de transición y ninguna de las "medidas de confianza" que solicitaba el mediador Brahimi en el terreno humanitario se ha alcanzado, ni siquiera el abastecimiento de Homs o, como propuso el régimen, la evacuación de las mujeres y los niños de esa ciudad.
Según una nueva estimación difundida el sábado por el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, más de 136.000 personas murieron en el conflicto sirio desde marzo de 2011, cuando se iniciaron las primeras manifestaciones pacíficas contra el régimen, y enero fue uno de los meses más sangrientos desde entonces.