El mercado no tiene precio, como ocurría en los 70 y 80

Cada vez que la economía sufrió los avatares de una estampida violenta del tipo de cambio o devaluación del peso, la actividad productiva y comercial se paralizó. Sólo cuando el valor de la divisa se estabilizó el mercado volvió a moverse, pero el resultado inicial fue contractivo en todos los casos

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 Télam 162
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 DyN 162
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Un salto cambiario diario entre el peso y el dólar a ritmo de dos dígitos en dos o tres días (19%), sin señal de estabilización para el resto de los precios de la economía, provoca como reacción el freno de las operaciones comerciales y de servicios turísticos, porque desaparece la referencia principal para la reposición de la mercadería y del capital utilizado en las transacciones financieras.

Sólo se sostienen las transacciones de consumos de bienes esenciales o disponibles en las góndolas de los establecimientos comerciales, pero con precios que empiezan a remarcarse en tiempo real, en particular en lo referente al amplio set de productos no comprendidos en el ya inviable esquema de "precios cuidados" que acordó el secretario de Comercio, Augusto Costa, con los principales representantes de las cadenas de supermercados de todo el país.

Si bien el escenario de desequilibrio macroeconómico actual dista de asemejarse a las condiciones que se esperan irrepetibles de mediados de los 70, fines de los 80 y también en la traumática salida de la convertibilidad, la reacción de las empresas y consumidores tiende a parecerse: unos intentan postergar transacciones y otros anticipar compras.

Los primeros porque intentan resguardar sus rentabilidades, al perder referencia para sus costos, los cuales en casi todos los órdenes tienen vínculo directo o indirecto con el precio de importación, que no es otro que el valor internacional por el tipo de cambio, más los impuestos internos.

Los segundos porque cualquier familia, sea en forma directa, o por referencia de padres y abuelos sabe bien que cuando se dispara el dólar oficial le sigue la suba del precio de los combustibles, el transporte, las tarifas y, en particular los alimentos, y por tanto buscan prevenirse de la depreciación del poder de compra de sus ingresos en pesos. Hoy sus tenencias monetarias se depreciaron casi 20% en tres días y más de 23% en un año (los salarios aumentaron nominalmente 26%, pero el tipo de cambio ya saltó 64 por ciento).

La economía real (PBI) demora de 12 a 18 meses para recuperar la tasa de crecimiento

La consecuencia de esas correcciones es el ingreso en una etapa recesiva, el PBI pasó de crecer a 3, 4 ó 5 por ciento, a derrumbarse se 3,7 u 10%, en las referidas experiencias de los 70, 80 y 2002, y el país necesitó entre 12 y 18 meses para poder recuperar la senda de crecimiento.

Lo cierto es que este escenario dista singularmente del que el Gobierno había considerado como supuesto base para el cálculo del Presupuesto Nacional 2014 el cual consideraba para todo el año un tipo de cambio oficial promedio de 6,33 pesos por dólar, inflación de 10,4% y crecimiento del PBI de 6,2 por ciento.

Por eso, además de pensar el equipo económico cómo logrará estabilizar las variables, debería presentar al Congreso nuevos lineamientos para que la Presidente los explicite en la reapertura de las sesiones legislativas ordinarias  el 3 de marzo, Pero hoy parece largo plazo.

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