Narcos mexicanos consolidan el "modelo Pablo Escobar"

Un artículo de la revista Newsweek recupera un video distribuido por el Cártel del Golfo en el que se ve cómo reparten regalos de Navidad, y compara su estrategia extorsiva con la del traficante colombiano

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 AP 163
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"Cuidamos de nuestra gente y la ayudamos siempre", asegura el CDG (Cártel del Golfo) en las imágenes que se dieron a conocer el 7 de enero (ver debajo) y que desde entonces se han viralizado, lo que causa preocupación y demuestra que el ejemplo del mítico narcotraficante colombiano se ha hecho carne en sus herederos mexicanos.

Newsweek se hace eco de este material y analiza la paradoja de la realidad económica mexicana, resaltada hacia el exterior por su presidente Enrique Peña Nieto sobre la base de sus florecientes industrias y sus progresos en educación, impuestos y energía.

Sin embargo, en el interior del país hay vastas regiones cada vez más copadas por las organizaciones criminales que consolidan su propia economía con el tráfico de drogas ilícitas. En ese ambiente se sienten seguros y no dudan en hacer demostraciones como la de la última Navidad, poniendo bajo su control a una población sin recursos que no vacila en cantar a su favor cuando se le requiere, a cambio de una bolsa de alimentos y juguetes.

Se trata de la renovación del sistema de relaciones públicas narco. No es una idea nueva. Escobar la llevó a cabo en sus años de oro, cuando construía estadios de fútbol, forestaba y se dedicaba a dar asistencia social a poblaciones enteras, que lo idolatraban y lo temían a la vez.

"Para Escobar, no importaba si eras un hombre, una mujer o un niño. Si tenías que morir, ibas a morir. Si tenía que matar a su padre, mataba a toda su familia", decía Max Mermelstein, un ex contrabandista de drogas, en declaraciones para el documental de 1997 El padrino de la cocaína, que Newsweek recuerda en su análisis.


     

El doble juego de la brutalidad asesina decorada con ayuda a las clases bajas fue copiado rápidamente por los narcos mexicanos.

Por un lado, riegan el suelo con la sangre de sus rivales y exhiben cabezas decapitadas y cuerpos desnudos torturados, colgados de puentes; por otro, intentan reducir el temor con regalos que buscan la complicidad del silencio: "No quieren que la población los vea como enemigos, sino como gente que los puede ayudar. Así, cuando hay una operación policial, la comunidad no los denuncia", explica Jorge Chabat, experto de seguridad de la CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) mexicana, a la revista norteamericana.

El círculo extorsivo se cierra luego con el reclutamiento de los más jóvenes de las familias necesitadas, que pasan a engrosar las fuerzas de las organizaciones criminales tentados por una vida aparentemente fácil y nutrida de placeres.

A los narcos también les gusta hacer gala de una cultura del esfuerzo que podría ser aceptada y hasta deseada por cualquier sociedad: "La constancia, disciplina y esfuerzo son las bases del éxito. Sigue estudiando para que seas un gran ejemplo. Feliz día del niño 2006, con todo mi afecto para el triunfador del mañana, te desea tu amigo Osiel Cárdenas Guillén".

Hoy, Cárdenas Guillén, ex líder del Cártel del Golfo y uno de los capos del narcotráfico más sanguinario, permanece en una prisión de máxima seguridad en Colorado, Estados Unidos. Deberá estar allí hasta mayo de 2025.

Según datos proporcionados por México Evalúa, el 85% de los homicidios que se registraron entre 2006 y 2012, durante la administración del presidente Felipe Calderón, se llevaron a cabo en el estado de Tamaulipas.

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