Estimulado por las señales de una renovada diplomacia papal, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, logró un nuevo aliado en su intento de lograr la paz en el Medio Oriente, lo que describió como "un emprendimiento común" entre Estados Unidos y la Santa Sede.
En su breve visita al Vaticano, Kerry no se reunió con el papa Francisco, pero dijo que no planeaba hacerlo. No obstante, describió una amplia conversación con el principal diplomático de la Santa Sede, el arzobispo Pietro Parolin, en la que se habló de temas como la violencia en Siria y África, el fin de los antiguos enfrentamientos entre israelíes y palestinos, el cambio climático y la pobreza.
Kerry es el primer secretario de Estado católico en visitar el Vaticano desde Edmund Muskie hace más de 30 años.
"Hubo muchos acuerdos en nuestra agenda mutua y estoy muy complacido de saber que el Santo Padre y el secretario de Estado de la Santa Sede seguirán hablando de la paz en el Medio Oriente para tratar de acercar a las partes y seguirán hablando de los asuntos más preocupantes que retan a Estados fallidos o en riesgo en muchas partes del mundo", dijo Kerry.
Francisco y Parolin planean hacer una visita a Israel, los territorios palestinos y Jordania en mayo, en lo que sería la segunda gira diplomática del papa. Ésta puede ayudar a Kerry, cuya búsqueda de un acuerdo de paz en nueve meses terminará un mes antes.
Kerry dijo que dio detalles de sus sugerencias para lograr la paz en la región a Parolin, la mayoría de las cuales no se han discutido públicamente. En respuesta, dijo, Parolin "tocó todos los temas de importancia en los que ambos trabajamos y que nos preocupan".
El Vaticano dio a conocer un breve comunicado en el que señaló que Kerry y Parolin se reunieron por una hora y 40 minutos para discutir el proceso de paz en el Medio Oriente y la guerra en Siria, pero no dio más detalles.
Kerry hizo una escala de varias horas en Italia el martes en camino a Kuwait para una conferencia en los próximos días para coordinar la ayuda humanitaria a las víctimas de la guerra en Siria. El lunes el papa Francisco pidió "una nueva voluntad política para poner fin al conflicto" en Siria.
En Siria, el crecimiento de grupos fundamentalistas en los últimos meses ha llevado el conflicto al terreno confesional, con un aumento exponencial de la violencia contra los cristianos. Sufren la profanación de iglesias, ataques a los fieles y el asesinato de curas. Las ciudades más afectadas, además de los alrededores de Damasco, han sido Homs y Alepo.
Temen correr la misma suerte que las comunidades iraquíes de esa confesión, que, desde 2003, se convirtieron en blanco de los extremistas islámicos que siguieron golpeando a la minoría cristiana de Irak, mediante atentados, asesinatos y actos de discriminación de todo tipo. El resultado es el éxodo definitivo de varios miles de familias.