La divulgación de un video en el que se observa cómo un grupo de presos decapita a otros de una banda rival desnudó la crisis que atraviesa el sistema carcelario de Brasil. Según consigna Folha do Sao Paulo, en 2013 se registraron al menos 218 homicidios, lo que representa un promedio de una muerte cada dos días.
Uno de los casos más serios es el de Maranhão, que en los últimos tiempos se viene enfrentando a una grave crisis de seguridad. De acuerdo con ese medio, allí las posibilidades de ser asesinado en una cárcel son casi 60 veces más que en el exterior.
Los registros proporcionados apenas incluyen las muertes violentas que se dan en el sistema penitenciario. En cambio, no consideran los casos registrados en los calabozos de la policía, para los que hay datos consolidados.
Si se tomaran los datos de esto último, los números serían más alarmantes. Históricamente el número de prisioneros en custodia de la policía es del 10% de los reclusos en las cárceles y prisiones, por lo que la violencia tras las rejas puede ser aún mayor. Además, hay casos que aún siguen siendo objeto de investigación.
A diferencia del caso anterior, en Mato Grosso do Sul no se registró ningún crimen en 2013. Pero sí hubo 14 muertes "claras".
Según José de Jesús Filho, asesor jurídico de la Pastoral Penitenciaria, en muchos estados del país existe lo que se conoce como "Gatorade muerte", donde los recluso tienen que tomar un cóctel de drogas que lleva a la sobredosis.
Brasil cuenta con la cuarta mayor población carcelaria del mundo, con 550 mil reclusos. Sólo es superado por Estados Unidos (2,2 millones), China (1,6 millones) y Rusia (680.000).
Peleas de cualquier naturaleza se observan como las razones más comunes de muerte. Se pueden dar por la separación de los presos por las salas, hasta enfrentamientos de bandas, entre otros.