Las reservas perdieron otros u$s200 millones y descendieron a su nivel más bajo en siete años

El Banco Central no logra sumar divisas desde el 27 de diciembre. Las ventas de la entidad para abastecer la demanda de importadores y el pago de deuda explicaron la baja de los activos líquidos a u$s30.244 millones

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 Adrián Escandar 162
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Las reservas del Banco Central retrocedieron u$s203 millones este miércoles, hasta los u$s30.244 millones, su monto más bajo desde el 27 de noviembre de 2006, hace poco más de siete años.

La caída de los activos por u$s203 millones de esta jornada cambiaria se explica por el saldo vendedor de la autoridad monetaria por u$s60 millones en el mercado mayorista, donde operan los bancos y empresas, para abastecer la demanda, principalmente de importadores, e impedir una apreciación del tipo de cambio oficial, hoy en 6,605 pesos. El BCRA también informó que se produjeron pagos de deuda, incluida una compensación cuatrimestral a la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración) por 193,5 millones de dólares.

El Banco Central

prevé este año recuperar el nivel de reservas

y mantener la política cambiaria de flotación administrada, según un documento interno de la autoridad monetaria. Sin embargo, desde que

Juan Carlos Fábrega

asumió al frente de la entidad monetaria el pasado 20 de noviembre, la pérdida de activos líquidos se retrajo unos

1.500 millones de dólares.

El trabajo prevé que las reservas aumentarán mediante compras netas de divisas, que estarán por encima de los dólares que tiene programado utilizar para los pagos de deuda en moneda extranjera del sector público. El BCRA espera también que el comercio exterior "continúe siendo el principal generador de divisas de la economía".

El documento analiza que por el grado de dolarización del sistema financiero, la actual política cambiaria de flotación administrada "brinda la flexibilidad necesaria para amortiguar shocks de diversa naturaleza".

El documento, uno de los primeros que trascendió tras iniciarse la gestión de Fábrega, admite que la "excesiva volatilidad" del tipo de cambio puede resultar negativa en términos monetarios y financieros.

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